Sagrado libro
Origen sagrado del libro: la
primerísima obra publicada de la cual tenemos noticia es el Sutra del Diamante.
Comprendo, conmovido, el inmenso legado que nos dejaron aquellos monjes
aplicados en la divina scriptoria, cancelándose
los ojos en jornadas meritorias, transcribiendo las Escrituras, o bien tratados
de Aristóteles y alumbrados similares.
Y no obstante fue la Iglesia quien más se apuró en ignorar la
procedencia divina del libro, creando el ominoso Index librorum prohibitorum, que habrá contribuido no poco con el
fenómeno del calentamiento global, por virtud de amenos churrascos
inquisitoriales. Lo mismo en el seno del Islam integrista, que ni siquiera
soporta las obras de Harry Potter.
Este mes la Feria Internacional del Libro en Guatemala abre
nuevamente sus puertas, viene a ser una ocasión propicia para recordar lo mucho
le que debemos al libro –como cristal productor de sentido– y al homúnculo
curioso quien lo hace posible –el escritor– si acaso no como protagonista social
de importancia, a la manera decimonónica, al menos como entidad de referencia
en el paisaje cultural.
Y así aprovechamos para limpiar el Parque de la Industria –sede recurrente
de la Feria– de las malas vibras dejadas por los enfrentamientos de la semana
pasada –cometidos atrozmente en nombre del orden y la educación– y ponemos en
su lugar una atmósfera de devoción y gratitud hacia la palabra.
(Columna publicada el 12 de julio de 2012.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario