La derecha ilustrada
Expresiones edénicas: “derecha ilustrada”. A mí, que vivo en un
país llamado Guatemala, un enunciado de esa naturaleza me suena a nube nueve, a
chupacabras. Lo que hay en este lugar es gente del CACIF hablando
monológicamente de estado de derecho y de inversión –es lo único que saben
decir, parecen loros– mientras los asesores extranjeros los sangran bonito y les
cobran por crear plataformas políticas cuya gran mayoría terminan engavetadas y
cuya gran minoría es lo que estamos viendo. Yo creo en el estado de derecho,
pero me parece que es inútil hablar de estado de derecho, si no hay para
empezar derecho al estado.
La derecha francesa –que de momento ha perdido el asiento
político– es otra historia. O sea que en la Francia sí existe una derecha
ilustrada, aunque no por ello menos desalmada. Hace un par de meses estaba
viendo un documental sobre los conservadores duros en TV5 y uno miraba a estos
canallas tan bienhablados, tan coherentes, tan sorbonianos, tan tenebrosamente
listos, nadita pendejos, y cuyo nivel de debate alcanza grados virtuosos. Son entes
TIART (Tipos Informados, Articulados, Rápidos, o Tipas). Se crearon en los
Salones de la Aristocracia, oyendo a La Rochefoucauld. No hay nada qué hacer. Así
los maquilan. En Francia hasta los neonazis resplandecen de referencias, y
hablan musicalmente, manierísticamente, como rapeando.
Queda claro que los franceses son demasiados listos para su propio
bien. ¿Quién era que decía que en Francia hasta los clochards son filósofos? No
lo sé. Lo que sí sé es que en Guatemala hasta los presidentes son kaibiles. Pero
eso no es ninguna novedad.
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