'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El fantasma laboral

Todos queremos usar nuestra vida de la manera más creativa posible (salvar dos o tres cetáceos, correr de punta a punta el país como Forrest Gump, replantear los fundamentos de la física actual, Ver Tele). De allí la importancia de revisar a fondo nuestra relación con el trabajo.

No es para nada fácil eso de comprender la realidad laboral. Los críticos sociales duros hablan de estructuras objetivas y modos de producción. Otros filósofos conciben más bien el trabajo como relato cultural avanzado.

También está la dimensión laboral íntima, en donde cada cual como individuo es básicamente libre de cambiar su conducta productiva y su relación con el universo de los patrimonios. La semana pasada un artículo en El Mundo hablaba de una psicoterapeuta llamada Heidemarie Schwermer, que lleva viviendo seis años sin dinero, lejos de toda plantilla económica convencional.

Esta clase de libertad impone cómo no un recorte masivo. Se trata de cambiar en su totalidad el propio estilo de vida, y hacer sacrificios de calado. Algunos decidimos renunciar a los hijos, pues entendimos que, además de los banqueros acolmillados y magnates de la explotación, hay un patrono mucho más implacable: la especie misma. El sistema productivo entero le cholerea al sistema reproductivo.

Y es muy importante disolver nuestras ideas supersticiosas sobre el trabajo –ese gran fantasma de la modernidad– y detectar y superar los miedos y programas encriptados. Solo así aprenderemos a laborar en nuestros propios términos, y dejaremos de perseguir el inexistente locus amoenus del billete.


(Columna publicada el 10 de mayo de 2012.) 

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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