PzP
Mara relativamente
joven, allí en Plaza Pública. Tanto Martín Rodríguez Pellecer como Enrique
Naveda nacieron ya en los ochenta. Se hacen rodear de firmas recientes, con estamina,
promoviendo así la frescura y el relevo. Periodismo para una generación
completamente internetizada: pantallas digitales que vienen a ser la prensa del
desayuno, solo que a todas horas.
Se ve que hacen
las cosas con afecto. Para empezar detectan correntadas de criterio y líneas de
actualidad muy estimulantes, con lo cual ya repercuten como punto de referencia
para otros medios. Tienen la enorme ventaja de no responder a compromisos
adquiridos. El hecho de partir del ámbito académico y no del sedente mercado
publicitario –o la camarilla oligárquica– les confiere un filo de
independencia.
PzP le apuesta
a todos los géneros periodísticos elementales, con mística de autoría, y firmas
convencidas. Hay que destacar el modo en que capitalizaron el blogging (cosa
que no supieron hacer del todo o nada los grandes medios del país). Los
bloggers tienen eso de fanáticos, tanto que trabajan de a grolis (devaluando lo
malo el mercado columnístico). Cuando hay una línea editorial empujándolos,
resultan ser muy valiosos. En PzP se da una red solidaria de intelectuales y
escritores digitales, algunos mejores que otros, pero todos entregados a ese
deporte tan nacional, la opinión.
PzP seguirá
prevaleciendo en la medida que expanda más y más su visión de un periodismo bravo,
sináptico, riguroso, incómodo, y un PR inteligente (como el que les dio el
contacto de Wikileaks). Que los dioses del periodismo traigan a PzP algún
porvenir interesante y medio salvaje.
(Columna
publicada el 12 de abril de 2012.)
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