'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Pancarteando

En nuestro país, el escritor no está inscrito en ningún mecanismo de inserción social, más allá de lo sentimental.

Se ve incluso en aquellos poquísimos escritores que han conseguido la indiscutible gloria doméstica, es decir Miguel Ángel Asturias. 

A quien por cierto todo el mundo celebra, pero a ver cuántos de ustedes han leído, por ejemplo, la trilogía bananera. Pues mienten. Y si la leyeron es porque se la embutieron en el colegio o la universidad. Los libros de Miguel Ángel Asturias, más que libros, han sido funcionarios del sistema educativo.

Lo cuál no sería triste si no fuera como fenómeno algo más bien excepcional. La regla siendo que vivimos en una sociedad que no moviliza sus recursos para acondicionar el fenómeno de la escritura.

Por supuesto, el escritor no tiene nada de especial: solo es uno entre tantísimos otros desheredados del sistema. Y aún cuenta con la ventaja de extraer un aura de ello, sublimar una identidad romántica, crear una valuada marginalidad. Es por esta vía que los escritores y artistas del Tercer Mundo derivan una respetabilidad mártir y los más lazarillos subsidios del Primero. Con ello están en mejor posición que la mayoría de sus conciudadanos. En realidad, no existe nada más repulsivo que un escritor que se queja todo el santo día de que nadie le quiere ni le pone atención (uno también ha pasado por allí).

Pero tampoco es que el escritor no tenga derecho a pancartear, llegado el momento. Si no lo hace él, nadie más lo hará: es su gremio, después de todo. Y siempre hay que recordar que una cosa es ser marginal por elección, y otra ser marginal porque ni modo.


(Columna publicada el 19 de abril de 2012.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.