'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Aikido

Sería una lástima que los tecnócratas, los asesores, los políticos echen a perder una oportunidad única, malogrando cualquier anteproyecto de despenalización.  

Y aún peor que los moralistas desinformados impongan su punto de vista. Me refiero a los que creen que la despenalización trae más acceso a la droga, cuando no hay más acceso que el actual. Ya no es mi estilo, pero si lo quisiera podría salir en este momento de mi casa, caminar cuadras nomás en determinada dirección, y comprarme un par de grillos. Más fácil que ir a un regular Súper 24. Y yo no vivo en zona roja. Hay quienes llaman por teléfono y piden su narcótico de predilección a domicilio, como una hawaiana, sin que nadie se entere. Por estos días, posiblemente todo funcione vía twitter y mensajitos de texto.

No se puede perder la claridad en este asunto, y la claridad es lo que ya dijera William Burroughs en Drugstore Cowboy hace muchos años: “Yo predigo que en un futuro cercano la derecha va a usar la histeria de la droga como un pretexto para montar un aparato de policía internacional”. Dicho y hecho. El imperio quiere ganar la guerra a la droga, pero resulta que la droga es el imperio. Por tanto hay que salirse de la lógica imperial –la del vencedor.

Me gusta observar cómo se recuperan los adictos: solo dejan de consumir cuando se rinden en el campo de batalla. Algo de lo cual las sociedades podrían aprender un resto. La despenalización (estoy usando aquí el término genérico de cualquier práctica que tiene a subvertir la relación polarizante con la droga) funciona como el aikido: se utiliza la energía del oponente, para así neutralizarlo.


(Columna publicada el 26 de abril de 2012.)

1 comentario:

Germán Hernández dijo...

La despenalización es lo de menos.

Lo complicado viene después. La regulación, el registro, los controles sanitarios y fiscales, etc.

No estoy seguro todavía de que los narcos les guste la idea de registrar y declarar la renta, facturar su producción, someterse a controles fitosanitarios, etc.

Igual como ocurre con el abuso de las drogas legales (alcohol, tabaco, etc.), existe un alto costo en salud para atender y rehabilitar a las personas, (el cual pagan todos, incluyendo a los que no consumen), para cubrir esos costos, las drogas tendrían que pagar además del IVA otros impuestos para cubrir esos costos sociales (que actualmente no pagan por razones obvias).

Igual que cualquier sustancia psicotrópica su distribución no sería tan discrecional como se piensa, tendría que regularse a quién y en qué cantidad se distribuye a cada persona, por lo que los distribuidores y comercializadores tendrían que ofrecer un registro minucioso de a quién venden, cuánto le venden, etc.

Finalmente, habría que trabajar mucho a nivel de sensibilizar a la población, por un lado, para que el consumo libre y despenalizado no se interprete como un cheque en blanco; y por otro lado, para que sectores que rechazan la medida, no sientan que el mundo se cae a pedazos, sino que pueden hacer mucho por promover el consumo responsable, o el no consumo por la vía de la persuasión y la educación (igual como se hace con el licor y el tabaco).

En fin, pienso que el asunto trae muchas cosas que es bueno tener en cuenta.

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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