'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Urbanomántico

No me van a robar la ciudad. Ni arrinconar en las tumbas pálidas del miedo. No seré ceniza de cuatro muros. Aquí el alma al servicio de las diez mil miradas. En consideración a los que sufren en la calle es que yo salgo a la calle. Quiero ser la entidad que reparte lenguas a través de los kilómetros cuadrados. En el corazón de cada esquina levanto un altar. Camino por esta nave fantástica hacia la proa de las aglomeraciones. Somos un pueblo de reyes. Comerciamos con los guerreros más altos. Mis ojos ven lotos cuando otros miran sangre. Y miran sangre cuando otros ven anuncios de celulares. Mañana, otros mil edificios resplandecientes habrán ya nacido, como surgidos de una deidad de espejos. Quiero estar allí para verlos. Lo triste es no contemplar los diciembres ahorcados que cuelgan de la Torre del Reformador. Sé bien que soy la ciudad: no se requiere que nadie me lo diga. Comprendo que la ciudad es una alhaja luminosa y numinosa que está por encima del orden y del desorden. Todos los alcaldes –que son uno solo– mueren sin entenderla, sin captar su dulzura y su crueldad, sin participar de su libertad alucinada. Resbalo entre mil grietas, y caigo a otra ciudad, que es la misma. Estos son mis territorios. No me van a robar las avenidas. Hay centros y hay periferias. Hay viejas pieles de serpiente sobre las rocolas chamuscadas. Otros se refugian en albercas vacías. Allí tiemblan. Que los asesinos maten a los asesinos, es lo que más desean. Un deseo absurdo por demás, porque en esta ciudad nadie ni nada muere, y todo lo que muere regresa a la ciudad.



(Columna publicada el 29 de diciembre de 2011.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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