'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







La democracia interior (II)

Todo individuo tiene la responsabilidad pues de mantener una práctica ciudadana independiente: cualquier foco de intermediación entre su persona y el poder democrático es potencialmente peligrosa. Lo importante es que comprenda que su integridad cívica no depende para nada de que un político (o bien su rival) haya ganado las elecciones. Si la misma dependiese de los gobernantes y sus gobiernos, todo estaría perdido. Por fortuna, nadie le puede dar a nadie la democracia: cada cual se la tiene que dar a sí mismo. Cada uno posee en su interior una fuente latente de valores y talentos ciudadanos.

Los sujetos que no cultivan la democracia interna son como loros repitiendo los mismos eslóganes mórbidos de indignación ante la realidad nacional: carecen completamente de creatividad política. La democracia interior garantiza que nuestra confianza en la democracia no se erosione.

Empieza siendo una democracia de la cotidianidad, que fluye a las relaciones ordinarias: las cosas y seres alrededor y la realidad vivida. La persona va creando situaciones democráticas en su ambiente inmediato, lejos de todo enfoque mercantilista o explotador. Ésta y no otra es la democracia directa.

Es solo a partir de esta base tan genuina que procede a expandir su vida democrática a las instituciones e instancias sociales más complejas, que no son en ningún modo irrelevantes. Si en este espacio se ha criticado la democracia externa, es solo en la medida en que no participa de lo interno. Hay que saber que la electricidad ciudadana se origina en un lugar nada más: en el corazón del individuo que ha decidido ser un vehículo de la democracia profunda.

Casi ni hace falta decir que cuando muchos de estos individuos se reúnen, algo arrollador ocurre.


(Columna publicada el 1 de diciembre de 2011.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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