'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







La democracia interior (I)

Posguerra: hemos visto gobiernos ir y venir, siempre insatisfactorios. Gobiernos que nacieron en el seno de una democracia puramente externa, sin implicación real del individuo. Es la democracia de las instituciones, de los funcionarios, de la intermediación compulsiva, del legalismo carnicero. La democracia en donde la participación se reduce a un evento apariencial. Una democracia alienante, impuesta desde fuera.

El ejercicio público se pierde en rituales vacíos. Las urnas difícilmente se constituyen como una expresión equilibrada del sentir general (vean los resultados recientes en España). El sufragio no pasa de ser una cáscara vacía, sin corriente democrática.

El problema es que invertimos la totalidad de nuestra atención en una democracia crudamente objetiva, y para compensarlo, se precisa vindicar otra clase de democracia: la democracia íntima, la democracia personal, la democracia interior.   

Se nos olvida con demasiada frecuencia que la democracia no es solamente un asunto colectivo: también –quizá sobre todo– es un asunto propio. Algunos pensaran que esto contradice la definición de la democracia –entendida como pacto social– pero hemos de recordar que el individuo es un colectivo en sí mismo: es masa. “Yo soy inmenso, contengo multitudes”, dijo Walt Whitman. ¿Cómo tomarlas a todas ellas en cuenta? En este respecto, se ha venido hablando en los últimos años de “democracia profunda”.

Si no asumo, en tanto que individuo, todos esos valores de la democracia y los aplico, en un movimiento de integridad básica, a mi consciencia propia, y a mi contexto inmediato, ¿con qué derecho voy a exigirlos a un gobierno entrante?


(Columna publicada el 24 de noviembre de 2011.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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