'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El canalla

Hablaré del canalla. No del que ustedes están pensando. Hablaré del canalla en general.

Algunos son canallas a mucha honra. Otros, como si no fuera con ellos la cosa. Hay grandes canallas al estilo Nerón, o diminutos canallas de medio tiempo. Los amateurs no saben lo que es meter la pequeña bola blanca con el driver a una distancia de trescientas yardas en el agujero perfecto de la hijaputez. No son así de consumados. Pero se empeñan. Canallas con plata y canallas lumpen. Canallas moralistas (creen que los canallas son siempre otros) y canallas en campaña. Los que planean sus estrategias ruines como ajedrecistas en concurso y luego los canallas temperamentales. Canallas esotéricos (moviéndose en la sombra) y canallas exotéricos (hacen sus marranadas en pleno ágora). Conozco canallas ilustrados –con la gracia de un cuadro de Poussin– y otros toscos como machete en desuso. Hay despreciables canallas liberales y canallas antigay. Está la hinchada canalla pero asimismo la canalla hinchada. Hay canallas huehuetecos, canallas tex mex, canallas en Dinamarca (lo demostró el Bardo). La canalla política es muy popular. ¿Saben que existen los llamados Estados Canallas? Canallas luminosos fueron Villon, Diógenes, y en la actualidad posiblemente Sabina. ¿Qué serían de las rockolas sin lo canalla, sin el efecto canallizante?

Para tener una idea del rasgo canallesco, uno puede hacer dos cosas: leer a Céline, o simplemente ver adentro. Por su vecindad, por su granulado colorido, el canalla interior es de todos el más digno de estudio. Allí encontrará uno la verdadera canallosidad, la sabrosa canallencia.

(Columna publicada el 17 de noviembre de 2011.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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