'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Se vale anular

El voto nulo es una figura respetable en el juego democrático, y su motivación puede ser muy pura e informada. También es cierto que a veces proviene de una falta de compromiso político, o bien de una indignación de ribetes derrotistas, o hay ese voto nulo que responde a intereses partidistas. Pero el llamado voto positivo también adolece de todas esas debilidades. Es decir: el voto nulo puede ser tan consciente o inconsciente como el voto positivo.

La democracia es algo vivenciable desde dos perspectivas: la funcional y la simbólica (el voto protesta pertenece sobre todo al ámbito simbólico de la democracia). La democracia funcional o práctica se entiende como una gestión objetiva y estadística de la realidad en blanco y negro. La democracia simbólica posee más bien un locus interno, y apunta a crear escenarios de dignidad subjetiva. La primera eleva la noción de resultado; la segunda enfatiza y reverencia la sinceridad ideológica como valor total. En el caso de la democracia práctica, se trata de renovar lo mejor que se pueda las condiciones externas de la esfera pública, y eso correlativamente aporta paz de consciencia al individuo democrático. En la modalidad simbólica este mismo individuo arriba a un lugar de integridad en sí mismo, y esa integridad es aportada al entorno común.

Lo importante aquí es reconocer la legitimidad de ambos enfoques. Por definición, todo proyecto democrático es pluralista: su riqueza aumenta en tanto consigue articular más y más puntos de vista. Así pues, desterrar la perspectiva simbólica de la democracia correspondería a soterrar el espíritu mismo de ésta.

Cuando una sociedad no respeta ni toma en cuenta el voto simbólico (ya sea nulo o no) es que sólo vive de cara a lo externo, a lo que puede ser medido y  contabilizado. Pero tenemos que tener en cuenta que los dominios subjetivos se manifiestan en la realidad común por vías aún no registrables por la democracia positivista. El voto nulo consciente no es por fuerza un desperdicio ni una cesión de derechos; puede adicionar una carga tremenda de honestidad a la organización de la psique colectiva.


(Columna publicada el 1 de septiembre de 2011.)


Post Scriptum del autor:

¿Hace falta decir que ambas perspectivas democráticas –la práctica y la simbólica– tienen su lado sombra? La sombra de la democracia funcional consiste en una pérdida de pureza en alguno u otro nivel, por su naturaleza consensual. La sombra de la democracia simbólica es que se destecnifica a sí misma en pos de la castidad de los ideales políticos. Pero desde una tercera, más completa perspectiva, ambas modalidades forman parte de un mismo círculo de Ouroborous. Es imposible afirmar que la democracia simbólica no posee una vitalidad práctica, y que la democracia funcional carece de pureza ideológica. A veces, la democracia simbólica es más directa que la otra, y viceversa. Así por ejemplo, la honestidad de la democracia emblemática se manifiesta de un modo muy concreto en el medio democrático, de igual manera que la direccionalidad concreta de la democracia práctica establece poderosos puntos de referencia y landmarks simbólicos.


Segundo Post Scriptum del autor:

Que defienda el voto nulo no quiere decir de hecho que yo vaya a votar nulo en estas precisas elecciones. Pero cualquiera deberá sentirse libre de hacerlo, si eso le pidiere su consciencia. En mi caso, yo ya tengo un candidato. Lo único que diré es que no es un militar.

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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