'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Menos es más

Al forastero que venga y se le ocurra salir a recorrer las calles de nuestra Babel electoral no le quedará más remedio que abrir estupefacto los ojos al ver el descomunal tinglado de vallas, mupis y anuncios que han caricaturizado la ciudad y el país. Es la forma que tienen los candidatos de  embotar el voto: quemando dinero. ¿Proselitismo? Disentería. El puro marketing de las amebas.       

Dios mío, ¿qué le pasa a estas personas? Por la forma en que los políticos nos han ensuciado la realidad urbana, sabemos que nos van a arruinar la realidad toda. Deberían de pagar onerosas cuotas por metro cuadrado de ruido visual/auditivo y alguna clase de impuesto por intoxicarnos las mentes con sus repugnantes campañas. Una prioridad sería la de establecer tribunales creativos para enjuiciar a las agencias de publicidad, asesores de comunicación y productoras que posibilitaron semejante incordio propagandístico, tirando toda integridad profesional por la ventana. ¿Por qué limitarse a castigar la cantidad, ese techo electoral que nadie igual castiga? Uno es de los que considera que también hay que sancionar la mala calidad, el pésimo gusto, el egotismo a ultranza. Sugiero ya mismo que se les azote públicamente, digamos en el Obelisco.

A los 17, yo le daba a la guitarrita. Y así explorando la pentatónica aprendí una lección fundamental del blues: menos es más. La cosa es el énfasis, no la saturación. La forma del bend, la inteligencia del lick, el poder del vibrato y la exclusividad del mensaje artístico: nunca la repetición, que luego de cierto límite, cesa de comunicar. Será pues cuestión de alejarse de los candidatos que no poseen sentido alguno de sobriedad. La temperancia y un amor al límite: poderosos signos de cordura. Y la creatividad. Ahora recuerdo al finado Quiroa, y su Maja Desnuda, la de Goya.  

Gracias a Dios llegamos al fin de esta carrera cainita. Si votan por la persona equivocada, luego no aleguen. Tengan la decencia de reconocer su error. Muestren un poco de perra humildad.


(Columna publicada el 8 de septiembre de 2011.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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