Dos vicios
Un hombre de pocos vicios. Es porque la mayor parte de ellos me
los he ido sacudiendo. Solamente algunos se han quedado conmigo, pequeños
necios animalillos succionadores, usufructuándome la cotidianidad.
Hay personas que tocan la bocina como animales que sangran, los
que fornican con eso de la política en plan 24/7, o que gustan de convidar a
extraños la escritura de su residencia en una noche de naipes, aquellos fascinados
por el dulce resplandor químico de la metanfetamina, y están esos otros, no
pocos, cuya proclividad consiste en perder la cabeza viendo a menudas niñas
japonesas sonreír ante el ojo panzudo de una cámara lasciva.
Mis vicios son, a Dios gracias, más tersos, más tersos. Lo mío,
humildemente, es el café… El café pero también la poesía.
Tampoco es que ninguno de los dos sea poca cosa. Tomar café, y no
me refiero a ese café hueco, es vacío café sin substancia que es el café en
polvo, sino al café varón–densificado–ultracarburante que se va tomando con fe
y a horcajadas en los días sin fin de laptop y agenda patológica… un hábito
huesudo. ¡Maldito seas Anacafé! En las noches sueño con océanos de granos de
cristal, solamente interrumpidos por islas patentadas de Starbucks en donde los
habitantes sonríen burtonianamente hasta la náusea y te regalan arteras
máquinas de capucchino para que te quedes con ellos, en su universo de
infusión.
De la poesía, ni hablar. He tratado de dejarla tantas veces que ya
perdí la cuenta, el asunto es serio. Les escucho a todos hablar de las bondades
de la lírica, y que Góngora y que Keats y que Vallejo (¡depravados!
¡distímicos!) pero la poesía es un género del diablo, invento de Mordor, dogal
maldito. El Betty Ford para poetas –yo quisiera saber si existe. El solo
término “poesía” me provoca los más torcidos y desagradables escalofríos. Si
usted está considerando escribirla, mejor cortése la mano, siguiendo el ejemplo
preceptivo de Mel Gibson en El Castor. Escribir es, realmente, un asqueroso
asunto.
Vicios ¿quién no los tiene?...
(Columna publicada el 15 de septiembre de 2011.)
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