Escorchar y descorchar
Baldizón defiende según entiendo la pena de muerte, pero a la vuelta de la esquina dice que no ha matado a nadie, y habla modélicamente de la vida y la familia. No una pequeña inconsistencia: una peligrosa contradicción.
Lejos de orientar a Guatemala al listado de los países abolicionistas, Baldizón reivindica la ejecución capital, y además sin hablar del millar de factores y sutilezas que acompañan la misma. Yo le sugiero a Baldizón que vaya a amarrarse unos tres días sin moverse a la plataforma en donde inyectan el suero letal, a lo mejor reconsidera sus ideas feudales. Este señor sintetiza la gigantesca vulgaridad de los legalistas crudos.
Preocupante cuando un candidato erige la pena capital en valor de campaña. Es el marketing de la muerte. No hay tal cosa como una motivación pura, en un contexto electoral. Sobre todo, hay que entender que el pueblo no pide sangre. El político le está generando esa necesidad artificialmente. Si alguien quiere invocar a protectores oscuros, ha de saber que éstos siempre piden algo de vuelta por escorchar y descorchar un organismo.
Baldizón está convirtiendo una medida radical en una medida estándar y un factor de voto. Está radicalización del estado es propio de sociedades integristas premodernas. En el acto estamos reingresando al mundo mítico instrumental. Se busca crear un holograma a través de un holocausto: la aniquilación del becerro tatuado.
Una sociedad con miedo a matar no la hace menos asesina. Es toda una falacia eso de que podemos tecnificar el irracionalismo. Más aún, desde el momento en que la pena de muerte se transforme en un commodity moral, perderá sus efectos disuasorios. Ni el sociópata ni el criminal organizado retroceden ante el patíbulo. ¿Han visto a los ojos a un marero de verdad? Un mártir–suicida, un ente–bomba, un feligrés del nihilismo: la pena de muerte sólo vendrá a inflamar su mística pandillera. Y los narcos, nos les vamos a ganar en su territorio.
No laves una herida con sangre, aconseja Rumi.
(Columna publicada el 7 de julio de 2011.)
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