'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Escorchar y descorchar

Baldizón defiende según entiendo la pena de muerte, pero a la vuelta de la esquina dice que no ha matado a nadie, y habla modélicamente de la vida y la familia. No una pequeña inconsistencia: una peligrosa contradicción.

Lejos de orientar a Guatemala al listado de los países abolicionistas, Baldizón reivindica la ejecución capital, y además sin hablar del millar de factores y sutilezas que acompañan la misma. Yo le sugiero a Baldizón que vaya a amarrarse unos tres días sin moverse a la plataforma en donde inyectan el suero letal, a lo mejor reconsidera sus ideas feudales. Este señor sintetiza la gigantesca vulgaridad de los legalistas crudos.

Preocupante cuando un candidato erige la pena capital en valor de campaña. Es el marketing de la muerte. No hay tal cosa como una motivación pura, en un contexto electoral. Sobre todo, hay que entender que el pueblo no pide sangre. El político le está generando esa necesidad artificialmente. Si alguien quiere invocar a protectores oscuros, ha de saber que éstos siempre piden algo de vuelta por escorchar y descorchar un organismo.

Baldizón está convirtiendo una medida radical en una medida estándar y un factor de voto. Está radicalización del estado es propio de sociedades integristas premodernas. En el acto estamos reingresando al mundo mítico instrumental. Se busca crear un holograma a través de un holocausto: la aniquilación del becerro tatuado.

Una sociedad con miedo a matar no la hace menos asesina. Es toda una falacia eso de que podemos tecnificar el irracionalismo. Más aún, desde el momento en que la pena de muerte se transforme en un commodity moral, perderá sus efectos disuasorios. Ni el sociópata ni el criminal organizado retroceden ante el patíbulo. ¿Han visto a los ojos a un marero de verdad? Un mártir–suicida, un ente–bomba, un feligrés del nihilismo: la pena de muerte sólo vendrá a inflamar su mística pandillera. Y los narcos, nos les vamos a ganar en su territorio.

No laves una herida con sangre, aconseja Rumi.


(Columna publicada el 7 de julio de 2011.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.