'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El fuego de la palabra

Escribo en los medios digitales pero más ellos me escriben a mí. Con toda su chabacanería y superficialidad –que ni modo existe– constituyen un tema capital de nuestro tiempo. Quien opine lo contrario está boqueando con el antepenúltimo dinosaurio. La comunicación en el siglo veintiuno propone toda clase de preguntas sobre la identidad, el lenguaje y la forma en que los seres humanos construimos la realidad –y la politizamos. Disgustante cuando alguien defiende o descarta los medios digitales con opiniones cajoneras y fanáticas.

Me interesa la forma en que éstos han venido a redemocratizar la escritura. De golpe, todo el mundo escritor. No quiero decir que por principio cualquier amateur de SMS se ha desdoblado en un Thomas Mann. Lo que estoy señalando más bien es cómo muchas personas que no estaban destinadas a utilizar ningún mecanismo de representación escrita de manera consuetudinaria están activando una dormida inteligencia verbal –dormida a fuerza de imágenes– gracias a tantos innovadores soportes de comunicación.

En este tsunami global de frases, el hombre de letras comprueba con angustia cómo ha perdido su rol e importancia cultural en la sociedad, puesto que su oficio es ya un commodity de masas. Hoy en día, ser escritor –o columnista– ya no es tan especial como lo era antes. A menudo el autor envidia a todos esos twiteros: es como si tuvieran diminutos labios negros en los dedos tecleantes susurrando pequeñas frases enmarcables: forma, humor y mucho insight (hay un reavivamiento fulminante del aforismo). Uno lee posts en facebook que pueden ponerse a la par de cualquier greguería de Gómez de la Serna. Blogueros que son pequeños ebanistas de la opinión. Es una lección completa de humildad.

Digo, hay de todo, y todo depende de quien sea tu comunidad de amigos en la red, pero lo importante aquí es atestiguar cómo el fuego prometeico de la palabra arde en millones de pantallas, y ya no es más el dudoso patrimonio de unos insoportables escogidos. (Para @claudiaguns.)


(Columna publicada el 12 de mayo de 2011.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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