'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Los dados torcidos

He puesto en la web un nuevo libro, llamado Los dados torcidos. Se trata de mi cuarta novela, y se la dedico al Doc, un personaje importante en el argumento de mi vida.

Se me ocurrió escribir la historia de un hombre con billete que se dedica a coleccionar a personas en coma, como otros coleccionan autos o amantes. Como es mi modo, le fui dando una pincelada fantástica a la trama. Es una novela divertida y no divertida, quizá no mal redactada.

Somos tan idiotas como para creer, ya no sólo que nuestros cuerpos son nuestras posesiones, sino además que podemos poseer otros cuerpos. Allí el tema nuclear de Los dados torcidos, pienso.

Siempre es raro ver cómo una idea literaria de pronto se manifiesta, por medio de la publicación, en la misma realidad que ocupan los cuchillos y los cetáceos y los microondas. Ha dejado de ser una idea y se ha vuelto algo visible.

Es cierto que la novela no llegó completamente a libro de carne y hueso, sino se quedó en lo digital, que es una especie de bardo o entre–estado. La verdad quise encontrarle editor, pero ocurrió que: 1) me quisieron cobrar por publicarla (una práctica insultante); 2) o me invitaron a hacer una larga fila, estilo Dachau; 3) me dijeron que no les interesaba; 4) me dijeron que sí les interesaba –pero luego se quedaron mudos y quietos, como las lagartijas.

La verdad es que les doy, a los editores, un tanto de razón. Mi novela Diccionario Esotérico, aunque bellamente impresa, fue un fracaso de ventas (el precio para nada ayudó) al punto que le terminé comprando a la editorial las copias restantes.

Y así fue cómo Los dados torcidos terminó también en blog. Ya he publicado en esta forma una docena de obras. Aunque sospecho que ésta será la última. Otros intereses ocupan mi mente. Me comparo al mono de Monterroso –el mono que quiso ser escritor satírico– que luego le empezó a dar por la Mística y el Amor y esas cosas.



(Columna publicada el 24 de marzo de 2011.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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