'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Grecia en rehab

La familia –de apellido Eurozona– llama a la drogadicta a la sala de la casa, y le ordena, ya en tono hervido y contundente, que vaya al centro de rehabilitación. La drogadicta, Grecia, reconociendo la inutilidad de su drama, accede, mayormente porque ya no tiene para donde agarrar ­–ni una maldita vara ni medio gramo de esa dulce y morena heroína de la especulación­– y porque en realidad ya los pushers y los acreedores la están buscando, para matarla, y está bien paniqueada. Oh, Grecia: antes codiciada por su currículum histórico o sus bellos momentos crepusculares en Santorini, hoy es la comidilla de los círculos sociales.

La mandan de hecho a un centro bastante costoso –cuyo programa vale unos 140 mil millones de dólares– ya que saben que el mismísimo equilibrio familiar está en juego, y hasta unos parientes lejanos –el primo Brasil, en cuenta– están interesados en colaborar para que sane la muchachita. Está la preocupación colectiva de que las hermanas y hermanos de Grecia –por ejemplo la dúctil España, o el errático Portugal– vayan a verse afectados por esta crísis doméstica. El que más les preocupa es el pequeño Euro, que siempre han considerado la alegría de la familia.

Entrando al centro de desintoxicación, Grecia se pone a vomitar con vehemencia. Es una situación delicada: su organismo muestra manchas sospechosas y síntomas alarmantes. Temblores y fiebres intensas, acompañados de episodios histéricos –Grecia tira cosas al personal del centro– constituyen el escenario de los próximos días. La metadona apenas si hace efecto. Una tragedia y ninguna catársis.

La familia sin embargo está rezando y no pierde la esperanza. Ayer le han enviado una tarjeta a la paciente, en donde le desean que se recupere pronto. En la tarjeta hay un Winnie The Pooh, hartando miel.


(Columna publicada el 13 de mayo de 2010.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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