Mundo Brasil
Con la cosa de la embajada, el gobierno brasileño dio un golpe sólido de interpretación… Enorme sentido de oportunidad, credos aparte. El refugio a Zelaya magnetizó una especie de momentum público, con suficiente beneplácito y venia, o por lo menos atención, robándole cámara al habitual Chávez, con lo cuál queda demostrado cómo un gesto sobre todo simbólico es mucho más poderoso que cualquier apoyo logístico de envergadura. Fue una movida arriesgada, pero precisa: y un mensaje tan claro: estamos aquí, vanguardizando, mírennos la jeta democrática.
El tino consistió en no manejarlo como un protagonismo estrictamente de rostro, teatral, chavista, justamente, sino de rol y de confluencia. Fue así como Lula mantuvo esa clase de equilibrio entre dos voluminosas corrientes latinoamericanas, y hay que darle un crédito por ello.
En general podemos decir que el Brasil ha establecido dos juegos simultáneos. Un juego es horizontal, de enlace, comunal, de apertura, casi nutricio. Pero también hay otro juego, más penetrante, retador (hay pretensiones nucleares), buscando la influencia y el liderazgo, un lugar en la cima del mundo.
Es un lugar que ya se lo están dando, y si no que lo diga el COI. Silencio en Chicago, silencio en Tokio, silencio en Madrid... ¡Río de Janeiro! Cardenalicio centro de las finanzas, medusa tántrica y recreacional: en vez de paralizar, menea a sus víctimas, las pone a bailar, a gastar…
Pero no podemos olvidar esa visión famélica –y favélica– del Brasil. El lunes veíamos con gran escándalo cómo, en una favela de Sau Paulo, el fuego maceraba unas 350 viviendas, obligando a miles al desalojo. Un signo infausto.
En un mundo perfecto, el gran Niemeyer –que por cierto ya ha sido de alta, tras reciente hospitalización– estaría construyendo un hábitat completo y digno para tantas y tantas personas. Pero en este mundo no todo es tan perfecto.
(Columna publicada el 15 de octubre de 2009.)
El tino consistió en no manejarlo como un protagonismo estrictamente de rostro, teatral, chavista, justamente, sino de rol y de confluencia. Fue así como Lula mantuvo esa clase de equilibrio entre dos voluminosas corrientes latinoamericanas, y hay que darle un crédito por ello.
En general podemos decir que el Brasil ha establecido dos juegos simultáneos. Un juego es horizontal, de enlace, comunal, de apertura, casi nutricio. Pero también hay otro juego, más penetrante, retador (hay pretensiones nucleares), buscando la influencia y el liderazgo, un lugar en la cima del mundo.
Es un lugar que ya se lo están dando, y si no que lo diga el COI. Silencio en Chicago, silencio en Tokio, silencio en Madrid... ¡Río de Janeiro! Cardenalicio centro de las finanzas, medusa tántrica y recreacional: en vez de paralizar, menea a sus víctimas, las pone a bailar, a gastar…
Pero no podemos olvidar esa visión famélica –y favélica– del Brasil. El lunes veíamos con gran escándalo cómo, en una favela de Sau Paulo, el fuego maceraba unas 350 viviendas, obligando a miles al desalojo. Un signo infausto.
En un mundo perfecto, el gran Niemeyer –que por cierto ya ha sido de alta, tras reciente hospitalización– estaría construyendo un hábitat completo y digno para tantas y tantas personas. Pero en este mundo no todo es tan perfecto.
(Columna publicada el 15 de octubre de 2009.)
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