'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







¿Cultura del café?

El café ha tardado varios siglos en convertirse en un instante de ocio. El fulano que se toma tan tranquilo cualquier bebida caliente en un coffee house de la zona 10 ignora acaso que para que ello ocurriera han tenido que darse toda clase de traslaciones históricas y adecuaciones lentas, casi peristálticas, en el plantel productivo y social. Este momento tan ordinario –un chai tea o cappuccino envuelto en música lounge– es, no obstante su platitud aparente, la expresión de un largo y problemático proceso global.

Y doméstico. Como en la mayoría de economías periféricas, se erigió en nuestro país también un protocolo compulsivo de mediación (colonial primero, criollo y familiar después, con impregnaciones transnacionales de un tiempo para acá) entre los frutos de nuestra tierra y nuestro derecho a disponer física y culturalmente de ellos. No deja de ser una franca ironía que fueran guatemaltecos quienes inventaran el procedimiento del café soluble, quedando el mérito en otro lado. Si hay metáforas históricas, ésta queda en el top five.

Hasta hace muy poco éramos un país caficultor sin cultura del café. No estoy seguro, pero me parece que cuando yo era niño la percoladora eléctrica no era ese miembro más de la familia que es ahora en un montón de casas. Recuerdo que en mis tiempos de escritor, yo iba buscando cafés en donde redactar mis cositas, pero los mismos eran inexistentes, y si alguno había, tratábase de una bronca excepción. Hoy, cafés los hay en todos lados. Pero no son cafés sinceros, nacidos de lo íntimo y lo urbano, sino cafés inspirados en un modelo foráneo –Starbucks– de valor añadido. Es decir que actualmente hay una cultura metropolitana de café, pero es una cultura injertada que no es propia, que no deja de ser para los más pocos, vamos, y que a decir verdad es apenas cultura. Pobres poetas, soñaban con el Café de Flore: van a tener que conformarse con un McCafé.

(Columna publicada el 29 de octubre de 2009.)

2 comentarios:

lu! dijo...

Ya va venir otra moda más "cool" que ir a atorarse de café... y entonces, talvez entonces tengan ese significado que decís.

Luis De León dijo...

hoy tuve el placer de asistir al ultimo dia del coffe fest, y note 3 cosas:

1)no fue un festival en el que resaltara la tez morena que predomina en este pais. De hecho, considerando cuantas personas llegaron, la gran mayoria tenian rasgos caucasicos(ojos verdes o claros, cabello castaño o rubio, altura inusual tomando en cuenta el promedio nacional...)


2)coffe fest, en ingles. cuando los peones que cargan los costales a espaldas apenas si saben español.

3)mientras observaba a los baristas, no pude evitar pensar en que el interes vertido en ellos proviene de que ellos son los que "preparan" a la cafeina para que pueda llegar a nuestro sistema. son como los que preparan anfetaminas, solo que legales.

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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