Cómo grito
Cómo grito. Grito en la mañana, y en el carro, y a la hora en que no se grita. Grito y no escucho pero eso sí escucho mis gritos gritar. Grito porque soy un hombre sin una noción muy clara de justicia, un bárbaro, un buscador de oro. Grito sangre a sangre la memoria de la raza. Grito cuando hojeo silenciosamente los libros que no gritan. Grito a caballo y grito a pie. Hay gritos artísticos, gritos Debussy. Hay gritos atrapados en las cien bartolinas del miedo. Mis gritos se elongan en el tiempo, como estrellas muertas. Gritar es dar el pan que se desvanece. Grito porque canto. En tanto que pájaro, en tanto que zombi, en tanto que Jehová comiéndose las uñas en su alcoba cósmica, yo grito. Grito a vuestros hijos que ya me están gritando ellos de vuelta. Por despertar el hígado de las cosas grito. Y por no decir, entonces grito, pues de decir está hecha la miseria barata de los días. Grito sin curiosidad. Grito agritadamente. Grito y en el acto defino con gran precisión lo que es gritar. Grito de dormir. Grito suavecito. Grito gatos degollados. Y cuando no estoy gritando, pues también grito. Vivo en un edén de gritos. Grito contra el muro y grito fusilando. Miren cómo gritar es dar navajazos en la noche. Es ampliar las posibilidades nerviosas de otro ser humano. Desolado es mi grito, óseo es mi grito, grito mi cueva. Es tiempo de gritar. Y también es tiempo de dejar ir el grito, que se vaya al Petén salvaje. Grito y embeleso a los que apenas saben gritar. Tu grito como el mío saben a mermelada, a tierna muerte conyugal. Gritos que se arrastran sobre la nieve, como torturados monjes tibetanos. Ya no seré jamás aquel que escribía poemas a la orilla de los mares, sino sólo ese adusto hombre que ya está harto de parquear el carro, y grita. Y se mira las manos gritantes. Y grita.
(Columna publicada el 30 de abril de 2009.)
(Columna publicada el 30 de abril de 2009.)
1 comentario:
Grita, que como tu, pocos.
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