'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El resplandor


Brisa de seconal en una playa de El Salvador. Quédese usted delante de esta brisa, ella se encargará de disolver con su blando salitre cualquier resquicio de neurosis. Así lo he hecho yo, y las lentas acumulaciones, las cóleras, las corcovadas violencias enterradas en el cuerpo se van fundiendo con el formidable calor.

Me encuentro en una ribera llamada Costa del Sol, y no hay nadie a la vista, en la vasta arena. Es posible que los salvadoreños se hayan mudado a más excitantes litorales. Los chalés están pornográficamente desiertos.

Por mi parte, me he hospedado en un hotel muy viejo –el Tesoro Beach– y soy literalmente el único huésped. Es como estar en The shining, en su versión ecuatorial. Habitaciones y habitaciones vacantes.

Cuando era chiquito, vine con mis padres a este mismísimo hotel. Con la diferencia radical de que el Tesoro Beach era entonces un lugar hormigueante.

Oh sí, recuerdo aquellos viajes de infancia… Nos íbamos en carro… San Salvador… De vez en cuando se escuchaban disparos… ¿Reales, imaginados? No lo sé... Pequeños disparos ominosos que no me podían tocar, pues yo estaba envuelto en una felicidad mullida de toalla Hilasal…

Los tiempos han cambiado. El Tesoro Beach es hoy un hotel muerto, sustituido por proyectos fabulosos en otras costas de El Salvador. El Frente Farabundo Martí es el gran favorito para las venideras elecciones (para crispación de las “catorce familias”). Es un escenario electoral completamente maniqueo –muy distinto al que hemos vivido en Guatemala, el nuestro siendo más bien atomizado y oportunista, y por supuesto, sin una izquierda representativa. La derecha guanaca proseletiza: “Vota con sabiduría”. Por otro lado, he visto al Che Guevara junto a la estampa del FMLN pintado en las paredes de algún pueblo del interior.

Me voy de vuelta a mi habitación. Caminando por el largo corredor de cuartos vacíos, no sé si soy un turista o un fantasma.


(Columna publicada el 26 de febrero de 2009.)

3 comentarios:

@... dijo...

Vaya decadencia la del lugar...
Me parece más interesante así, desocupado, sombrío, olvidado... casi tétrico. Como para perderse y no volver a la civilización en un buen rato.

Alfonso Huerta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
monimoni dijo...

mar

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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