Reflexiones bollywoodenses
La India irradia su ciudadanía hacia el resto del mundo. Lo vimos hace poco en los Globos de Oro: atención masiva otorgada a Slumdog Millionaire, y no debe entenderse esto como un evento diseccionado, individual, sino como el deliberado reconocimiento de un mercado fílmico –Bollywood– que dinamita cualquier presión autocentrante por parte de la industria de cine norteamericana.
Pero el fenómeno va mucho más allá del cine. La geografía de los mandos mundiales no tardará ni un pedo en reformularse, con la emergencia de nuevas tribunas demográficas, nucleares, e industriales. Las potencias actuales deberán decidir muy pronto un nuevo sistema de alianzas, antes de que algún mesianismo nacionalista decida limpiar la banqueta del vecino. Como las luces Campero pero en más bestia.
Estados Unidos encuentra en la India una opción natural, por democrática, y la única que puede formalmente escupir en la tumba de Malthus, esto es: mirar a los chinos a los rasgados ojos sin ofuscarse demasiado. Estamos hablando de 1,100 millones de indios. Es sabido que para el año 2,050 habrá más indios que chinos en el mundo. De momento, las diferencias demográficas son rápidamente zanjadas por el arbitrio tecnológico. De allí surge un acuerdo de cooperación nuclear, con fines presuntamente civiles, entre el Primer Ministro indio Manmohan Singh y el florido Bush. Pero no hay tal cosa como tecnología no militar.
Por supuesto, no cabe un descuido en las interconexiones sinoamericanas, y las partes involucradas saben ciertamente el billete que éstas representan. Pero si en algo creen los Estados Unidos es en la paranoia como comportamiento político, y en la máxima que reza: todos los hombres son un peligro. La máxima la hallarán ustedes en el súper, sección John Adams, recientemente puesto de moda otra vez gracias al papel espléndido de Paul Giamatti en el filme de HBO (y a quien premiaron también el domingo). ¿Habrá un remake, por cierto, en Bombay?
(Columna publicada el 15 de enero de 2009.)
Pero el fenómeno va mucho más allá del cine. La geografía de los mandos mundiales no tardará ni un pedo en reformularse, con la emergencia de nuevas tribunas demográficas, nucleares, e industriales. Las potencias actuales deberán decidir muy pronto un nuevo sistema de alianzas, antes de que algún mesianismo nacionalista decida limpiar la banqueta del vecino. Como las luces Campero pero en más bestia.
Estados Unidos encuentra en la India una opción natural, por democrática, y la única que puede formalmente escupir en la tumba de Malthus, esto es: mirar a los chinos a los rasgados ojos sin ofuscarse demasiado. Estamos hablando de 1,100 millones de indios. Es sabido que para el año 2,050 habrá más indios que chinos en el mundo. De momento, las diferencias demográficas son rápidamente zanjadas por el arbitrio tecnológico. De allí surge un acuerdo de cooperación nuclear, con fines presuntamente civiles, entre el Primer Ministro indio Manmohan Singh y el florido Bush. Pero no hay tal cosa como tecnología no militar.
Por supuesto, no cabe un descuido en las interconexiones sinoamericanas, y las partes involucradas saben ciertamente el billete que éstas representan. Pero si en algo creen los Estados Unidos es en la paranoia como comportamiento político, y en la máxima que reza: todos los hombres son un peligro. La máxima la hallarán ustedes en el súper, sección John Adams, recientemente puesto de moda otra vez gracias al papel espléndido de Paul Giamatti en el filme de HBO (y a quien premiaron también el domingo). ¿Habrá un remake, por cierto, en Bombay?
(Columna publicada el 15 de enero de 2009.)
2 comentarios:
Amigo, y lo digo con toda sinceridad, usted es mejor actor que escritor. Piénselo.
no le hagas caso, mi criterio siempre lo mantendré:los mejores poetas de guatemala son maurice, simon,javier, juan pablo, allan y julio, asi que no le digas nada de que se haga áctor al chico, dejará de escribir y se jode la historia literaria chapina.
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