'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Los deportados de Elea


Se ha vivido en Guatemala el fenómeno cruel del exilio. Ahora se da el fenómeno no menos cruel del contraexilio.

Después de ver cómo nuestros seres más queridos partieron (por razones políticas, o económicas, porque fueron objetos de alguna delincuencia radical, como el secuestro o la extorsión) tuvimos que llenar el vacío de su partida asignándoles un rol cultural muy extraño: el de dar legitimidad a todas nuestras frustraciones por medio del mito de los ausentes. Es una re–versión si se quiere del arquetipo del fantasma: la difuminación del sujeto asegura paradójicamente su perpetuidad, y de paso la nuestra. A lo mejor el fantasma nos traerá noticias auspiciosas de un mundo mejor, nociones radicales de welfare, promesas de comunidades avanzadas, ecualizadas, extraterrestres, spielberianas... La remesa nos da esa clase de levantón propio de las mesas parlantes, y nos extrae momentáneamente de la laceración mecánica, monótona y aplicada del statu quo. Hablar con los muertos siempre ha sido cosa muy entretenida.

Pero estamos viendo cómo el diseño de las patologías migratorias está revirtiendo esta dinámica, dándonos de vuelta a nuestros muertos. Una cosa era recibir noticias ocasionales de los exiliados, encontrarse en el limbo divertido del skype o en el interregno emocional de la nostalgia y otra es reconcretizarlos en el orden social. En ese momento pierden instantáneamente su papel de muertos significativos y vuelven a ser burdos ciudadanos, con necesidades muy definidas en el paisaje laboral. Y no sólo eso: lejos de traernos buenas noticias, nos refieren la muerte del vergel capitalista. En el acto, se desmantela asimismo la ilusión de un flux regenerador, y nos enteramos que en la realidad nunca nada se mueve, como en la aporía de Zenón. En cierto sentido, todos los deportados provienen de Elea.


(Columna publicada el 23 de octubre de 2008.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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