'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







La glándula infinita


La poesía debería de ser un ejercicio espiritual de gran pureza, no una nigromancia para conseguir una reputación o una identidad. Lamentablemente, no hay poeta que no use en algún momento la poesía para fines cicateros y personales. Yo lo he hecho infinidad de veces: resulta de ello siempre una verdadera catástrofe neural, y un desencanto respecto a todo lo que tiene ver con el oficio de las letras.

No se trata de convertirse programáticamente en poeta, sino de columbrar con gran naturalidad al poeta que uno ya es y que uno ha sido desde que brotó zonzo y sangriento de las entrañas de la propia madre. Los poemas más valiosos no son por fuerza ésos patricios destinados a cumplir con una pretenciosa agenda artística –una Obra– sino acaso esos poemas que sencillamente se dieron, en el instante improbable. Puede sí que los otros sean mejores –es más: seguramente son mejores– pero la poesía no debería siempre coincidir con esa anfetamínica moralidad estética, que a menudo sólo interesa a personas por demás intolerables.

Poemas “naturales”, poemas “sin libro”, los he escrito en noches de insomnio, o por pasar el rato en suaves tardes, o yendo en bus a cobrar un cheque, o cuando estaba letalmente aburrido, o viajando.

He decidido subir estos poemas al internet, no por traicionar su condición bastarda, atomizada, y vagabunda, sino para verlos jateaditos, como a veces se colocan los charitas en noches de frío. Los he reunido en un espacio titulado “La glándula infinita” (la dirección: http://glandulainfinita.blogspot.com/). Por favor, siéntanse libres de visitar. Y si todavía les queda un tiempito, pueden leer otro conjunto personal de poemas, “Setenta y dos ángeles tullidos”, en la siguiente dirección: http://setentaydosangelestullidos.blogspot.com.

Verso a verso voy haciendo mi olvido.


(Columna publicada el 2 de octubre de 2008.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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