En tratamiento
Un par de programas que me han llamado este año la atención son Californication, con David Duchovny, de Showtime; y de HBO, el intrigante In treatment, producido por Mark Walhberg –adaptación de una serie israelí– del cuál hablaré a continuación.
Después de Irak –esa crisis nerviosa– Estados Unidos estaba más que listo para ir a tratarse sus cochinadas mentales. Toda guerra es la gloria de los consultorios terapéuticos. Un buen momento para sacar un programa que abordara el asunto de la psicoterapia por medio del encuadre puro y el overshoulder puntilloso, intensivo, totalizante.
In treatment procura mostrarnos no sólo la disfuncionalidad de los pacientes, sino para empezar la del terapeuta mismo, consiguiendo establecer una tensión de honestidad que sacude los cimientos mismos de la relación psicoanalítica. A partir de la humanidad de la historias presentadas, de allí van brotando las contradicciones.
El analista en este caso es Paul, representado por Gabriel Byrne, de quien yo me enamorara en aquella vieja y deliciosa película de los hermanos Coen: Miller’ s crossing. Cada capítulo nos muestra una sesión específica con un paciente distinto (por momentos parece que estuviéramos viendo teatro, no tv): los lunes, Laura, en donde se da un estimulante caso de transferencia; los martes, Alex, un chafarote paranoide –¿gay?– al borde de la desintegración emocional; los miércoles, Sophie, gimnasta y Lolita suicida; los jueves, la pareja, Jake y Amy: agonía, desconexión, frustración infinitas; y Gina, los viernes, que en realidad no es una paciente, sino la terapeuta misma de Paul, con lo cual se cierra el anillo de Ouroboros que propone el programa: la salud como enfermedad; la enfermedad como salud.
Recomendable.
(Columna publicada el 19 de junio de 2008.)
Después de Irak –esa crisis nerviosa– Estados Unidos estaba más que listo para ir a tratarse sus cochinadas mentales. Toda guerra es la gloria de los consultorios terapéuticos. Un buen momento para sacar un programa que abordara el asunto de la psicoterapia por medio del encuadre puro y el overshoulder puntilloso, intensivo, totalizante.
In treatment procura mostrarnos no sólo la disfuncionalidad de los pacientes, sino para empezar la del terapeuta mismo, consiguiendo establecer una tensión de honestidad que sacude los cimientos mismos de la relación psicoanalítica. A partir de la humanidad de la historias presentadas, de allí van brotando las contradicciones.
El analista en este caso es Paul, representado por Gabriel Byrne, de quien yo me enamorara en aquella vieja y deliciosa película de los hermanos Coen: Miller’ s crossing. Cada capítulo nos muestra una sesión específica con un paciente distinto (por momentos parece que estuviéramos viendo teatro, no tv): los lunes, Laura, en donde se da un estimulante caso de transferencia; los martes, Alex, un chafarote paranoide –¿gay?– al borde de la desintegración emocional; los miércoles, Sophie, gimnasta y Lolita suicida; los jueves, la pareja, Jake y Amy: agonía, desconexión, frustración infinitas; y Gina, los viernes, que en realidad no es una paciente, sino la terapeuta misma de Paul, con lo cual se cierra el anillo de Ouroboros que propone el programa: la salud como enfermedad; la enfermedad como salud.
Recomendable.
(Columna publicada el 19 de junio de 2008.)
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