'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







UG


Este año muere UG Krishnamurti: 1) defenestrador consuetudinario de la esperanza espiritual; 2) uno de los personajes más singulares que ha dado la India; 3) crítico bilioso del otro, más famoso, Krishnamurti, a quien tildaba de neurótico; 4) llamado antigurú por la vox populi; 5) desagradable.

Unos viven hartando Macdonald´s; y otros hartando guaro; y otros hartando lo que terceros dicen, buscando el lollipop de la seguridad eterna en un cursillo, en un libro, en una fornicación dominical, en una idea, y sobre todo, en un “maestro”. Los maestros. UG hablaba de las “putas sagradas”, refiriéndose a ellos.

Digamos que era un Johnny Rotten del sector “iluminación”, quería acabar ya de una vez con todas con la búsqueda de la felicidad y del sentido, raíz y cáncer de todo el infortunio humano. Por supuesto, puesto así, en un párrafo, parece simple. Y no muy novedoso. Y es que a lo mejor ninguna de sus ideas eran muy novedosas. Pero entonces, ¿por qué parecen serlo? ¿por qué ese alfaque poderoso llamado UG Krishnamurti?

Quizá porque no hizo de sus palabras una industria –como Osho– ni entretuvo a las muchedumbres. “Mi enseñanza, si tal es la palabra que usted quiere usar, no tiene copyright. Vd. es libre de reproducir, distribuir, interpretar, malinterpretar, distorsionar, manipular, hacer lo que Vd. quiera, incluso decir que es de su autoría, sin mi consentimiento o el permiso de nadie”.

Si somos listos, nos corresponde agarrar a UG Krishnamurti del pelo, sacarlo del cuarto a batazos, al anciano repugnante, y ya en la calle obligarlo a morder la banqueta, y luego enterrarle las Dr. Martens repetidas veces en la parte de atrás del cráneo, destruyendo en el acto toda su estructura mandibular.

Nadie dijo que darle el réquiem a UG Krishnamurti iba a ser fácil.


(Columna publicada el 17 de mayo de 2007.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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