'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Arde Medea

Me dio mucho gusto ir el viernes pasado a ver a Patricia Orantes al teatro de cámara, en su representación de Medea.

Hace mucho tiempo que no sabía nada de Patricia, pero el otro día me envió un correo, invitándome a ver la obra.

Imposible recordar en donde la conocí, hace varios años ya; es reconfortante saber que su persistencia en el teatro sigue inalterada, su devoción por los papeles profundos, su canto escénico…

El destino de los genuinos hombres–mujeres de teatro es muy extraño: cada función prologa a otra función que prologa a otra función: ad infinitum. Y sin embargo cada función es, en sí misma, una expiración y una inmolación. Una suerte de suicidio, puesto que nunca una función será igual a la otra. Así que una temporada no es otra cosa que un collar de muertes fulgurantes y compartimentalizadas, que un día se rompe de una vez por todas.

La primera y única vez que hice actuación teatral, lo hice porque Patricia me invitó a participar en una obrita superinteresante junto a Rayuela. ¿Por qué confió en que yo podía actuar? No lo sé. Creo que no supe estar a la altura de su confianza, pero agradezco el gesto, porque me permitió ver cómo se montaba una cosa de éstas desde dentro.

Me parece que la labor de Rayuela es heroica, y que no le han dado el suficiente reconocimiento. Son ellos más que nadie quienes han defendido el rostro del teatro serio. Carecen de recursos vistosos, pero han querido darle dignidad a lo que hacen. Eligen por lo mismo obras –así el caso de Medea– que no contienen una caterva de personajes, y optan por una escenografía breve, casi imaginaria. Se concentran más bien en la actuación, y en el poder del texto (de Jean Anouihl, en este caso).

Patricia tuvo unos momentos muy logrados, muy ardientes, el viernes. Era la última representación. Se rompió el collar.


(Columna publicada el 3 de mayo de 2007.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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