'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Zero a la izquierda

¿A eso le llaman proyecto? Un segundo antes de la ratificación del TLC, la izquierda hace mucha bulla, y así pretende saldar una responsabilidad histórica que es un pantalón que le queda gigantesco. Colgado al cuello debería llevar un cartelito diciendo: “Se hacen chapuces”. Es claro que no existe oferta política, ni oposición, ni alternativa ideológica más allá de esta teatralidad de última hora.

Vamos, nunca hubo una intención seria de evitar la ratificación del TLC por parte de la izquierda. Una manifestación debería ser la conclusión, el saldo, el último eslabón de una serie de acciones políticas cardinales, decisivas, argumentadas, y no el solo y único recurso a la mano, y para colmo tardío, y sobre todo extemporáneo. Una manifestación es como una ola reventando. Para que reviente bien, no sólo con fuerza sino además con gracia (y no se convierta así en mero bochinche, o peor aún, en inútil masacre, el caso de Huehuetenango), debe traer previamente una corriente interna poderosa y enfocada. Y tal corriente implica un trabajo que nadie sabe o está dispuesto a realizar, o que se está realizando de manera desorganizada (esfuerzos más que nada insulares y aislados) y solamente reactiva (apagando fuegos, se dice). La izquierda vive en un estado de permanente crisis nerviosa que le prohíbe generar líderes de envergadura, visionarios. Desorden, improvisación, ninguna dirección estimable, ausencia de liderazgo. Unos allí, otros allá. He estado en suficientes manifestaciones: siempre es lo mismo y siempre es igual. Ninguna voz lo suficientemente poderosa para que todos escuchemos. Ninguna electricidad unificadora. Ninguna ambición.

Colgado al cuello, la izquierda debería llevar un cartelito diciendo: “Patadas de ahogado”.


(Columna publicada el 16 de marzo de 2005.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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