'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Yo se que no estoy solo


Hasta hoy, el concierto más significativo que he tenido la oportunidad de presenciar ha sido un concierto de Michael Franti y Spearhead. Franti me puso a bailar y me puso a llorar como nunca. Cuando tocaron Never too late (y Franti cantaba: No le temas a tu padre, pues tu padre es sólo un muchacho sin un amigo) sentí como si un ángel epiléptico se hubiera agolpado en mi corazón. Fue asombroso. Nos quedamos tan conmovidos por el toque, con mi esposa Claudia, que incluso conseguimos el lineup de rolas usado en el concierto por uno de los músicos, y lo tenemos guardado en un álbum.

Por estos días, nuestro amigo Tavo Castañeda nos prestó el documento de Franti llamado I know that I´m not alone (Yo se que no estoy solo). Franti pertenece a una de las izquierdas más sinceras de los Estados Unidos, tenaz, militante, huevuda y huesuda, aguantadora es decir, y sin embargo lírica, funki, colorida (negra, por supuesto), aperturada y pacifista (“Power to the peaceful”). Y en el caso preciso de Franti, espiritual.

Franti es un artista al servicio de la lucha, en todos los niveles; en vez de alejarlo de su práctica política, su arte lo catapulta al centro de la misma. Pero no tiene nada que ver con ese arte intolerable de nostalgia, cultivado por reiterados músicos en Latinoamérica (han metido el mensaje en un geto de acordes que son barrotes oxidados) sino arte traspasado por corrientes siempre frescas, calientes, lacerantes: punta de lanza, spearhead.

El documental registra a Franti en Bagdad y en la Franja de Gaza, entrevistándose con la gente de la calle, entre las bombas y la impotencia, pero sorpresivamente también entre la música y la esperanza. Acaso gracias a su inocencia casi infantil, este filme quiebra todos los moldes (¿qué otro documental nos muestra cómo ensaya una banda de death metal en Bagdad?). Recomiendo.


(Columna publicada el 29 de marzo de 2007.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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