'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Villanos imbéciles


El problema en nuestro país es que nuestros villanos no parecen villanos: parecen imbéciles. Una razón por la cuál siempre se salen con la suya es que es casi imposible tomarlos en serio.

Talvez la imbecilidad es el humo tras el cuál se esconden, el teatro diverso que adoptan para que no podamos discernir sus habilidades para meternos el huevo. Portillo se retiró del país con unos argumentos tan miserables; es el primero en ratificar mi teoría. Entre más imbéciles aparentan ser, más intocables son. Él y el resto saben que más vale acudir a explicaciones incoherentes y malsanas que enfangarse en una serie de justificaciones descafeinadas de relacionista público. Y lo peor es: todos caímos en la trampa. Porque todos quedamos tan asombrados por lo que dijo, tan indignados por su hipocresía, tan con la boca abierta, tan atenazado por el pasmo de su actuada imbecilidad, que aprovechó el momento y se fue a la mierda. Ni nos dimos cuenta. Ya se fue. Él y los millones.

Pero lo que no saben estos tipejos es que la imbecilidad es un perro traicionero, y tarde o temprano los va a morder. El hecho de que no conozcan esta humilde y eterna verdad es suficiente para convertirlos a todos en imbéciles de a de veras, ya no sólo conceptuosos imbéciles, sino imbéciles de carne y hueso, genuinos imbéciles. Es lo que son. Como todos sabemos, atraparon a Abadío la semana pasada. En la nota que apareció en elPeriódico (15 de julio, págs. 2 y 3) quedó dicho, acerca de la captura del fugitivo: “Los investigadores tocaron a la puerta y notificaron a la mujer que abrió –supuestamente la esposa del prófugo– que le buscaban. Ella dijo que iría a ver si estaba.”

Ella dijo que iría a ver si estaba. ¿Qué puedo decir? La imbecilidad es un perro traicionero.


(Columna publicada el 22 de julio de 2004.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.