'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Venenos


El veneno y el poder han tenido, cómo no, relaciones gloriosas. Tales relaciones fueron descritas admirablemente en dominantes obras de teatro del siglo XVI. Por tercera vez seguida, hablo de Shakespeare, en esta columna, me doy cuenta. Como si más genios no hubiese. Me disculpo, acaso. Pero, ¿cómo hablar de Yuschenko sin mencionarlo, a Shakespeare? Es decir: el envenenamiento de Yushenko tiene algo de shakespeareano, ¿no es verdad?

Lo demás es silencio, dijo el poeta. Pero lo demás no es silencio, digo yo. Es veneno, más bien. Siempre habrá algún veneno esperando a un político en algún recodo monárquico del devenir. Reyes, Papas, y Amantes (quizá Marilyn) han convulsionado operacionalmente a lo largo de los siglos. Es una tradición aún no acabada. En ciertos lugares, así en Ucrania, está, de hecho, bastante en boga.

“Hasta que Yuschenko sea presidente”, dijeron los manifestantes en Kiev. Fraude o dioxina: el asunto con los venenos es que hay que asegurarse que funcionen. Porque de lo contrario, el efecto se revierte grandemente contra el envenenador. El envenenador, en teoría, es el golpeado Yanukovich.

Aunque, viéndolo bien, el envenenador podría ser el mismo Yushenko, que de paso estaría cometiendo, igualmente, su fraude. Uno se pregunta: ¿cómo es que no murió? Es una pregunta aceptable, que ofrece varias alternativas. Yuschenko se benefició en alguna medida con su propio envenenamiento, sin duda. El rostro se lo van a remozar en Israel. Habría que filmar todo el proceso y hacer con ello un episodio para Extreme make–over. Luego, como Bush, poner a Yushenko en la portada del Time, y nombrarlo Persona del Año del Este.

En lo personal, a mí me gustaría enviar un tamalito a varias personas en esta Navidad. Ojalá se les ponga la cara verde.


(Columna publicada el 23 de diciembre de 2004.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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