'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Reagan


O de la importancia de continuar con el plan original. Y el plan original es: no hacer de Reagan un héroe mundial, no colocarlo en los anales y manuales de historia junto a, por ejemplo, Lincoln.

La tele, naturalmente, quiere que cambiemos de plan, que pasemos al plan B. Pero me parece más juicioso no olvidar que hay cosas que se pagan muy caro. Es preferible que ciertos actores no se conviertan en gobernadores de California (Reagan, claro, pero el actual también) porque las consecuencias pueden ser desastrosas.

Reagan, el actor, el cowboy, el macartista. El plan original es no olvidar cómo Reagan metió las manos sucias y la sucia CIA en Afganistán, preparando el camino para Osama Bin Laden y el 11/S. El plan original es no creer que Reagan trajo la Paz al mundo (otra vanidad norteamericana) y no pensar por un momento que la era armamentista ha terminado (el famoso escudo antimisiles “Guerra de las Galaxias” está a dos décadas de distancia, solamente). El INF, firmado con Gorbachov, es el inicio de ese espejismo histórico. No nos engañemos: la era Ronny, al asentar el discurso maniqueísta Bien/Mal en los vastos terrenos del mundo (hoy emulado por Bush con ingratos resultados, en primer lugar para el pueblo norteamericano), al pulverizar toda oposición clara, trajo las oposiciones grises, esto es: la era de los terrorismos. El plan original es aceptar que Reagan siempre fue un actor: primero en la pantalla y luego en la política. En Irán, en Granada, en Nicaragua.

Recordando al sidoso, al negro, al homeless de los ochenta, uno se da cuenta que el plan original es no soñar con el Sueño Americano. Dice una letra de Dead Can Dance: We´ve been too long American Dreaming, I think we´ve lost the way... No, a Reagan no hay que ponerlo al lado de Lincoln, sino al lado de los otros, los bestias: Truman, Nixon, Bush.


(Columna publicada el 17 de junio de 2004.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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