'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







MINUGUA blues

Fata morgana, brisa, formalidad cronometrada: MINUGUA.

La democracia, o libertad colectiva, más que una conquista de la razón, es un estado de gracia de la historia. No es producto del esfuerzo, no es producto del capital, no es producto del discurso, no es producto de la lucha, no es producto de la tecnología, y no es vigilable. De esa cuenta, organizaciones como MINUGUA no pasan de ser meros decorados de la civilización reciente, que es nada sin esos decorados. Se nos educa para pensar que detrás de tales fachadas, esas capas o cáscaras, existe una democracia mesiánica, incluso esencial, transhistórica. Grandísima superstición. La democracia es historia en sí misma. Vista desde el Hubble, es un cráter ridículo.

Lo cuál no quiere decir que hay que engancharse. He conocido a hombres que con sólo mencionarles la palabra “MINUGUA” echan babas ignotas. Ya han pasado diez años, y todavía eso les amarga la vida. Cuando mueran, tiernos querubines cantarán melodías simpáticas, invitándolos a pasar adelante –al cielo, suponemos– pero incluso entonces van a seguir espoleándose la tripa con el tema.

La fijación simbiótica–incestuosa (expresión cortesía de Dr. Fromm) la tienen más bien ellos. Hay cordones umbilicales que vienen en negativo. No hay mayor dependencia que el desdén. La crítica obcecada genera peores formas de subordinación, me consta. En la mente de estos patriotas es MINUGUA la que ha imposibilitado el progreso del país, lo cuál es desconcertante, por infantil. Éstas son nuestras tácticas de distracción, hoy en día. Ojalá que no repitan el numerito con un probable sucedáneo de MINUGUA, la CICIACS. ¿Qué sector del hígado le reservan a la CICIACS? No saben tocar el blues.


(Columna publicada el 24 de noviembre de 2004.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.