'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Las Estrellas de La Línea


El sábado acudí a Futeca, con el fin de apoyar a mi equipo preferido de todos los tiempos, a mis amigas, a las prostitutas de La Línea.

En efecto, ellas han formado un equipo de fútbol –“Las Estrellas de La Línea”, se hacen llamar– y se han inscrito en Futeca, en donde realizaron el sábado su primer encuentro deportivo formal. Era cuestión de hacer bulla y publicitarlo: se invitó a la prensa y se armó una porra alegre y sentimental, vivaracha y vocinglera, para mantener en alto el ánimo de las meretrices.

Perdieron. También ganaron. Perdieron el partido, pero a la vez ganaron porque lograron salir por un momento de esa marginalidad crónica y exhaustiva, incorporarse sin complejos, reservas o reparos a la sociedad circundante, en este caso la sociedad específica de Futeca, y de paso hacer saber sus demandas y reivindicaciones, aún si después fueron objeto de comentarios y censura.

Estoy satisfecho de haber estado allí, como de hecho estoy satisfecho de haber participado en La Casa de Enfrente (salvo mi actuación, para qué voy a defender lo indefendible), como de hecho estoy feliz de haber hablado con aquella mujer, aquella puta, en aquel lugar, aquel putero: cómo la sentí llorar sobre mi hombro, mientras me confesaba de los hijos que tuvo y de los que nunca llegó a tener. Fue un gran honor.

Sí, sí, ojalá que las “Estrellas” mantengan unido al equipo. Al equipo de fútbol, está bien, pero sobre todo al otro, el equipo que trabaja y suda y resuda todos los días entre la 7ª y la 10ª calle de la zona 1, junto a la vía del ferrocarril. Es allí en dónde en verdad debe jugar el match de su vida, porque hay unos animales, unos psicópatas inhumanos allá afuera, esta sociedad está manufacturando a gente muy enferma, y son las mujeres las más buscadas.


(Columna publicada el 23 de septiembre de 2004.)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo vi las Estrellas de la Linea, excelente documental. Las "putas" como son llamadas esas mujeres respetables que hacen un trabajo muy mal pagado pero bien agradecido, son seres humanos tambien con sueños y vidas como las de todos. me da tristeza saber que en guatemala se discrimine tanto a gente solo por su profesion. q triste en lo que ha caido mi pais, anyway ay q vivir con eso...q bueno q escribist sobre eso! kudos

Maurice Echeverría dijo...

El documental posee tantos aspectos, tanta riqueza...

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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