Las Estrellas de La Línea
El sábado acudí a Futeca, con el fin de apoyar a mi equipo preferido de todos los tiempos, a mis amigas, a las prostitutas de La Línea.
En efecto, ellas han formado un equipo de fútbol –“Las Estrellas de La Línea”, se hacen llamar– y se han inscrito en Futeca, en donde realizaron el sábado su primer encuentro deportivo formal. Era cuestión de hacer bulla y publicitarlo: se invitó a la prensa y se armó una porra alegre y sentimental, vivaracha y vocinglera, para mantener en alto el ánimo de las meretrices.
Perdieron. También ganaron. Perdieron el partido, pero a la vez ganaron porque lograron salir por un momento de esa marginalidad crónica y exhaustiva, incorporarse sin complejos, reservas o reparos a la sociedad circundante, en este caso la sociedad específica de Futeca, y de paso hacer saber sus demandas y reivindicaciones, aún si después fueron objeto de comentarios y censura.
Estoy satisfecho de haber estado allí, como de hecho estoy satisfecho de haber participado en La Casa de Enfrente (salvo mi actuación, para qué voy a defender lo indefendible), como de hecho estoy feliz de haber hablado con aquella mujer, aquella puta, en aquel lugar, aquel putero: cómo la sentí llorar sobre mi hombro, mientras me confesaba de los hijos que tuvo y de los que nunca llegó a tener. Fue un gran honor.
Sí, sí, ojalá que las “Estrellas” mantengan unido al equipo. Al equipo de fútbol, está bien, pero sobre todo al otro, el equipo que trabaja y suda y resuda todos los días entre la 7ª y la 10ª calle de la zona 1, junto a la vía del ferrocarril. Es allí en dónde en verdad debe jugar el match de su vida, porque hay unos animales, unos psicópatas inhumanos allá afuera, esta sociedad está manufacturando a gente muy enferma, y son las mujeres las más buscadas.
(Columna publicada el 23 de septiembre de 2004.)
En efecto, ellas han formado un equipo de fútbol –“Las Estrellas de La Línea”, se hacen llamar– y se han inscrito en Futeca, en donde realizaron el sábado su primer encuentro deportivo formal. Era cuestión de hacer bulla y publicitarlo: se invitó a la prensa y se armó una porra alegre y sentimental, vivaracha y vocinglera, para mantener en alto el ánimo de las meretrices.
Perdieron. También ganaron. Perdieron el partido, pero a la vez ganaron porque lograron salir por un momento de esa marginalidad crónica y exhaustiva, incorporarse sin complejos, reservas o reparos a la sociedad circundante, en este caso la sociedad específica de Futeca, y de paso hacer saber sus demandas y reivindicaciones, aún si después fueron objeto de comentarios y censura.
Estoy satisfecho de haber estado allí, como de hecho estoy satisfecho de haber participado en La Casa de Enfrente (salvo mi actuación, para qué voy a defender lo indefendible), como de hecho estoy feliz de haber hablado con aquella mujer, aquella puta, en aquel lugar, aquel putero: cómo la sentí llorar sobre mi hombro, mientras me confesaba de los hijos que tuvo y de los que nunca llegó a tener. Fue un gran honor.
Sí, sí, ojalá que las “Estrellas” mantengan unido al equipo. Al equipo de fútbol, está bien, pero sobre todo al otro, el equipo que trabaja y suda y resuda todos los días entre la 7ª y la 10ª calle de la zona 1, junto a la vía del ferrocarril. Es allí en dónde en verdad debe jugar el match de su vida, porque hay unos animales, unos psicópatas inhumanos allá afuera, esta sociedad está manufacturando a gente muy enferma, y son las mujeres las más buscadas.
(Columna publicada el 23 de septiembre de 2004.)
2 comentarios:
yo vi las Estrellas de la Linea, excelente documental. Las "putas" como son llamadas esas mujeres respetables que hacen un trabajo muy mal pagado pero bien agradecido, son seres humanos tambien con sueños y vidas como las de todos. me da tristeza saber que en guatemala se discrimine tanto a gente solo por su profesion. q triste en lo que ha caido mi pais, anyway ay q vivir con eso...q bueno q escribist sobre eso! kudos
El documental posee tantos aspectos, tanta riqueza...
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