'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







La repartición del pan


No queda más alternativa que seguir hablando del triste caso de los salvadoreños/policías asesinados, que es ya decir el triste caso de la asesinada democracia guatemalteca.

Con pena, tristeza, vergüenza ajena (y no hay tal cosa como la vergüenza ajena: sólo existe la propia), atestigüé el triste espectáculo que dieron Vielman y Sperisen –sin argumentos, defendiendo lo indefendible, bifurcando, hablando naderías Vielman, irritándose Sperisen– en Libre Encuentro.

Entiendo que ambos presentaron su renuncia en su momento, que es lo menos que podían hacer, pero Berger no aceptó su dimisión.

¿Por qué? ¿Cómo es que ninguna cabeza ha rodado en este siniestro affaire? Y sin embargo, se hace precisa una inmolación pública de alto calibre, un acto simbólico poderoso que aplaque la ira del volcán.

Continuidad enervante del statu quo, silencio inexcusable del presidente durante demasiados días ya (nunca habló a los ciudadanos de frente).

El presidente calla, no solamente por cínico, sino porque así le han ordenado hacer, y acaso no precisamente sus asesores. ¿Quién? La cantidad de teorías es abrumadora. Algunas en verdad muy interesantes. Hay una que afirma que no se trata meramente de fuerzas oscuras en el seno de esta administración; se trata a lo mejor de otra administración, no meramente paralela: más grande. De súbito, la bisagra CICIG parece retomar importancia…

Reivindiquemos el derecho a teorizar. A mí me llamó fuertemente la atención que Sperisen haya dicho en Libre Encuentro que todos estamos sobreespeculando, que la cosa es más sencilla, y que hemos visto demasiadas películas (acusándonos en el acto de exagerados y alienados). Pero si es tan sencillo, ¿por qué entonces no lo explica?

A ver, Sperisen: ¿quién reparte el pan de la corrupción en este país?


(Columna publicada el 8 de marzo de 2007.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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