'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El Señor Presidente

“…dos, tres, cuatro…”

No deja de ser una brutal ironía, ironía mamotrética, ironía lo que se dice gigantesca, ironía en plan Imax, que durante una de las peores crisis de seguridad que se ha dado en la última década en Guatemala, hayan dado las autoridades tal despliegue de, justamente, seguridad, pero no a modo de compensación por los eventos acaecidos últimamente –el carro quemado, el Boquerón– sino a modo de defender a un ciudadano exclusivo, más bien extranjero, que no otra cosa es George W. Bush, aterricemos.

“…cinco, seis, siete…”

Y la ironía aquí no acaba. Semejante operativo policiaco –que prácticamente tomó por completa la Zona Viva– fue establecido para defender a un policía, jaja, al policía por excelencia, al policía del mundo, y esto lo digo en un sentido completamente y rematadamente peyorativo. Como dice la hermosa, goteante (gotea lirismo) Ani DiFranco, gringa, poderosa, y decente: es hora de hacer que nuestro gobierno saque su gorda verga del desierto de alguien más… ¿No es un desierto Guatemala?

“…ocho, nueve, diez…”

Vivo en la zona nueve: placer de ver cómo me engalanaron el territorio, pintas por doquier, plantillas, muros empapelados –política y estética, dos alas de la misma ave de fuego. Justo al lado de mi casa un Bush/Hitler, que es mi honra y mi alegría, cada mañana.

“…diez, once, doce…”

El tomcat cruza los aires con su estruendo bestial, espectacular, humillante. Imagino lo que puede significar tener varios de ésos encima de tu ciudad, pero además soltándote misiles. La precisión, la destrucción –Afganistán.

“…trece, catorce, quince…”

Conté como quince radiopatrullas, el viernes. Pero antes de empezar a contarlas ya habían pasado un montón más. Y luego todos esos policías y soldados en las calles bloqueadas: el Señor Presidente vino a Guatemala.


(Columna publicada el 15 de marzo de 2007.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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