'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Interrumpido


Sentado así, comprendo que estoy loco. O que lo estaré más adelante, lo cuál es exactamente lo mismo. Dice un hombre como Jung que el péndulo de la mente oscila entre el sentido y el sinsentido, no entre el bien y el mal.

Naturalmente, el sentido depende del bien y del mal, de nuestro comportamiento moral en este mundo. Pero sobre todo, y más inquietante todavía, bien y mal dependen del sentido. Sin un ambiente mental más o menos estable, lo demás no existe: antesala única a todas nuestras discusiones y a todos nuestros caprichos.

¿Qué es francamente el sentido? ¿Qué es eso que a veces se interrumpe? Se habla de aceitar el cerebro, se habla de antidepresivos, de bioquímica. Se habla de ángeles y otros parásitos. Se habla de un siglo que fue más luminoso que otros siglos. Se habla del amor, y a veces, cuando se habla del amor, se habla de Dios. A veces de vida. A veces de azar. A veces no se habla.

En Cemaco, tuve otra crisis de realidad. Iba con los ojos muy abiertos, como un pescado. Fue una crisis ligera.

He tenido momentos más serios. Alguna vez me sorprendí mordiendo la alfombra de mi casa, de la pura desesperación. O sin moverme apenas y en la misma esquina, acurrucado, espeso por dentro, como si en lugar de un cerebro (un cerebro eficaz, táctico, eléctrico, el que me gustaría) tuviese un oscuro engrudo mental, del más burdo y menos elegante, ¿comprenden?

Mis amigos son también “interrumpidos”: depresivos, bipolares, esquizofrénicos. No son en realidad malas personas, aunque a veces han hecho cosas malas. No hay nada que me resulte más siniestro que la insensibilidad hacia la locura.

¿Qué asistencia se les da a los enfermos mentales en este país?; ¿cuántos deambulan aún en las calles?; ¿cuánto entiende un regular guatemalteco de la enfermedad mental?


(Columna publicada el 22 de abril de 2004.)

No hay comentarios:

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
Creative Commons License
Buscando a Syd by Maurice Echeverría is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0 Guatemala License.