'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Hormigas en el frasco

Ya harto de toda relación legalista con la escritura, me vuelvo y devuelvo a la práctica del diario.

Me refiero a un diario de los de antes, escrito a mano, no un blog. Porque yo un blog ya lo tuve. Fascinante, pero allí no hay intimidad, cuando la intimidad es el propósito de todo diario. En el blog, el lector –que está previsto y anticipado– aliena toda la experiencia. Desfigura toda la experiencia.

Así empecé, hace ya casi unos quince. En un cuaderno, yo anotaba mis cositas, imitando las frases de, talvez, Alberti.

Elaborar un diario es poner el sentimiento a jugar como centrodelantero. Activar el olfato de los milagros, milagrear. Naturalmente, es perder el tiempo. Cueva del tesoro, a dónde llevamos poemas y miserias. Territorio de la mirada que se mira a sí misma. Recámara de los veintiún pudores. Ciudadela de las defecaciones. Danza alquimizante de los retazos. Bestiario. Mariposario. Cucarachario. Intersección.

En el diario puedo por fin cultivar el género más grande de todos los géneros chiquitos: el aforismo. Que Lichtenberg se revuelque en su tumba. Que Bufalino... Que Canetti...

No está de más adornarlo un poco. Por eso voy pegando toda suerte de cosas. Fragmento de un manifiesto situacionista, recorte del horóscopo de hoy, letra de Strange Fruit de Billie Holiday, foto de obra de Lucio Fontana, dibujo sumamente erótico de Milo Manara, ticket de concierto, todo diagramado en secuencia vulnerable, caótica.

Tributo a la quinceañera. Tributo a la niña amarilla que habita mi páncreas. En este corazón no hay sino muchas hormigas llevándose el amor a otra parte. Entonces, hay que guardar todas esas hormigas en un frasco. El frasco, pues, es el diario.

Y el diario soy yo, mintiéndome.

Leyendo lo escrito, descubro con espanto que soy humano. Ya era hora.


(Columna publicada el 7 de diciembre de 2006.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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