'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







El chivo expiatorio


El sábado antepasado me asaltaron. Caminaba por la pasarela que va a dar al zoológico, sobre el bulevar Liberación, y aparecieron dos tipos, uno de ellos con un machete corto pero respetable, y se llevaron lo que llevaba.

Antes había utilizado esa pasarela múltiples veces, con regularidad, nunca me había pasado nada, ni se me había cruzado por la mente que me podía pasar algo.

Ahora he decidido que no voy a volver a usarla. Así es como además de robarme lo que llevaba conmigo, esos ladrones me robaron un trozo de la ciudad. Los ladrones te van despojando de rincones, de calles, de barrios, de avenidas enteras.

El asunto es que volví a mi casa, y llamé a la policía. No es que me atravesó la esperanza de recuperar mis pertenencias, pero me pareció lógico advertirles que en esa pasarela estaban asaltando. Me preguntaron si los ladrones eran mareros. No, respondí, no me pareció que fueran mareros. Días más tarde, le relaté mi experiencia a un amigo, y me preguntó lo mismo, si mis asaltantes eran mareros.

Hago mención de esto, porque me doy cuenta que en general en Guatemala y posiblemente en Centroamérica estamos estigmatizando a los mareros mucho más de la cuenta, y los estamos responsabilizando de exactamente todos los crímenes de la ciudad, lo cuál, aparte de no ser objetivo, no sirve para nada, salvo para darle un rostro concreto a un temor muy abstracto. Necesitamos un chivo expiatorio con rasgos definidos y revisables para sentir que tenemos un poco más de control sobre una situación cada vez más nebulosa. Los mareros serán muchas cosas, pero no se esconden (a diferencia de muchos genuinos criminales de nuestro dirigencia política y económica): al contrario, hacen todo lo que está en sus manos para hacerse ver; la sociedad se aprovecha de ello.


(Columna publicada el 26 de agosto de 2004.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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