El caballo de Reeve
Odiosa disyuntiva televisiva, hace aproximadamente una semana: en un canal el último y tercer debate Kerry/Bush; en otro, el partido Guatemala/Honduras.
Una mente sana se da cuenta en seguida que ambos eventos son equivalentes –en el sentido baladí de la palabra– y opta por apagar el televisor. Pero la mía, esta mente, se retuerce, es neurótica.
El control remoto es lo más parecido a la ubicuidad. Procedo a saltar de Arizona al Mateo Flores, y viceversa, como un superhéroe, como Superman, desde luego, antes del accidente equino, y mucho antes del episodio cardiaco. Especulo con la muerte de Christopher Reeve: quizá Alguien no apreciaba su proselitismo y espíritu pro–investigación células madre, en tiempos pre–electorales. Pero eso puede simplemente ser mi sentido de la conspiración. Lo he ido afinando con los años. Por las noches, sueño con embriones humanos. Kerry se aprovechó muy bien de la muerte de Reeve, lo cuál en todo caso lo convierte también en sospechoso de la muerte del tetrapléjico, a mi juicio. Esta mente se retuerce, es paranoica. Por las noches, sueño con embriones humanos.
Hablaré primero del partido. No del partido como tal, sino de esa manera loca del guatemalteco, y del ser humano en general, de dejarse regir por el fútbol. Yo veo detrás de todo esto un gran síntoma de homosexualismo reprimido. Si Vd. se ha enojado con mi acotación, posiblemente deberá poner atención a esa impertérrita ley que dice que eso que nos duele es simplemente la verdad. Bush es un imbécil, un mentiroso, y un satánico oportunista, por otro lado. No conozco a Kerry lo suficiente; lo estoy controlando, para ver si lleva el verduguillo debajo del traje liberal. A Bush hay que ponerlo en el mismo caballo de Reeve. Con alguna suerte, también se nos cae.
(Columna publicada el 21 de octubre de 2004.)
Una mente sana se da cuenta en seguida que ambos eventos son equivalentes –en el sentido baladí de la palabra– y opta por apagar el televisor. Pero la mía, esta mente, se retuerce, es neurótica.
El control remoto es lo más parecido a la ubicuidad. Procedo a saltar de Arizona al Mateo Flores, y viceversa, como un superhéroe, como Superman, desde luego, antes del accidente equino, y mucho antes del episodio cardiaco. Especulo con la muerte de Christopher Reeve: quizá Alguien no apreciaba su proselitismo y espíritu pro–investigación células madre, en tiempos pre–electorales. Pero eso puede simplemente ser mi sentido de la conspiración. Lo he ido afinando con los años. Por las noches, sueño con embriones humanos. Kerry se aprovechó muy bien de la muerte de Reeve, lo cuál en todo caso lo convierte también en sospechoso de la muerte del tetrapléjico, a mi juicio. Esta mente se retuerce, es paranoica. Por las noches, sueño con embriones humanos.
Hablaré primero del partido. No del partido como tal, sino de esa manera loca del guatemalteco, y del ser humano en general, de dejarse regir por el fútbol. Yo veo detrás de todo esto un gran síntoma de homosexualismo reprimido. Si Vd. se ha enojado con mi acotación, posiblemente deberá poner atención a esa impertérrita ley que dice que eso que nos duele es simplemente la verdad. Bush es un imbécil, un mentiroso, y un satánico oportunista, por otro lado. No conozco a Kerry lo suficiente; lo estoy controlando, para ver si lleva el verduguillo debajo del traje liberal. A Bush hay que ponerlo en el mismo caballo de Reeve. Con alguna suerte, también se nos cae.
(Columna publicada el 21 de octubre de 2004.)
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