'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Mixiones (VI)

Trauma de inversión. En los albores de un nuevo período presidencial, y luego de inyectar menuda estridencia en la conciencia pública, lo mínimo que puede hacer el presidente electo es ayudar al habitante común a metabolizar, procesar, digerir y articular toda esa información: el cambio de gobierno, vean, es un hecho bastante traumático. Aquí juega un rol indiscutible la cultura, por supuesto.

Calma y escritura. En momentos de tribulación, nunca olvidar la regularidad horizontal de la escritura. Esa progresiva acumulación de frases –lentitud mineral, oneroso sedimento– me devolverá por fin la cordura. Cada párrafo: un bloque de serenidad y orden. Hay que dejar de existir para tanta duda. Me prometo más escritura.

Niño. Siempre, y a donde sea que vaya, hay un niño. Estoy entonces en el supermercado y hacia allá, viéndome, el niño, nostálgico y objetivo, rubio y hechizado. O simplemente antes de dormir, cuando tengo la cabeza pesada, como embutida y como llena de arena, alcanzo a sentir su presencia a mi lado, es lo último que miro. Es lo último que voy a ver.

Cirugía cosmética. Muchas ganas como de arañarme el rostro, muchas formas muy dolorosas de no saber qué hacer con mi cuerpo. La locura es un exceso de cuerpo. El cuerpo acabará por hacer de mí un animal cuyo pánico es su cuerpo. Jaula revuelta, dactilar, milimétrica, desesperada, y no tardo en llegar a la conclusión: no es exactamente una jaula, una realidad sobrante, superávit, exterior, residuo de la nada que deseo ser; ese/este cuerpo soy aquí. A la sensación general de abatimiento, a la pérdida de ilusión se agrega a ratos cabalmente una ilusión: la ilusión estridente y tramposa de que puedo modificar mi cuerpo, con una droga o con unas tijeras, modificarlo.


(Columna publicada el 27 de noviembre de 2003.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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