'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Tiempo para amar

Vencido.– Nada, amigo, sos un infame, un perfecto hijo de puta. Y lamentablemente para tu ralea la era de los intersticios ya finalizó. Tu argumento es exactamente el mismo de las estatuas de sal. No hay tribunal que vaya a otorgarte un indulto. A la manera de ciertos gusanos, vivirás apenas unos años miserables, en esta tierra. En lo que a ti respecta, será la tierra de la infamia, versada en desprecio, en escupitajos. Aquí conocerás los dolores suplementarios, en este hábitat sentirás un peso nuevo y prototípico. Y ninguna cosa podrás hacer para atenuarlo. Tus viejos amigos te darán uno a uno la espalda. Se apartarán de vos como de un Dios enfermo. Tu fecha de caducidad es clara. Estás vencido.

A ciencia cierta.– Personas cuyo ideal es vivir a ciencia cierta. Lo cual en cierto modo es heroico, ya que vivir a ciencia cierta requiere de un grado tremendo de precisión. No tengo sino admiración por estas personas que buscan en todo una seguridad y verificación absolutas; pero en otro sentido tanta fe en la certeza me hace dudar mucho de ellas. 

Los magos están en guerra.– Hay un aire vagamente ominoso y pestilente en el reinado. Espectros brumosos y parasitarios levitan en los senderos. Los oscuros príncipes de la magia se han declarado la guerra. Estelas de energía son proyectadas con rabia entre los bandos. Los viejos castillos sufren, cubiertos por la grasa negra causada por el fuego impetuoso de los dragones. En las tiernas esquinas, los pequeños homúnculos tiemblan.   

Tiempo para amar.– El amor no es solo de los amantes. No meramente de las madres. El amor no es de los santos, solo. Y no apenas de los héroes. El amor es de todos, realmente. Se podría decir que es particularmente de aquellos que dejan el pellejo en la tierra y en la fábrica, cada día, y que no tienen tiempo para amar. 

La Torre.– La humanidad somos dos y el hedor eterno de nuestras propias heces. Hemos estado juntos en esta Torre por mucho tiempo. En esta prisión hemos visto cómo bajan o suben, por las paredes húmedas, gotas frías de silencio. ¿Afecto? El afecto que nos tenemos es más una variante del asco. Es cierto que a veces nos abrazamos velozmente, en angustia. Es cierto que a veces enhebremos nuestras salivas repugnantes. Pero esos no son más que los últimos gestos reconocibles de una gramática ya olvidada. Pronto ya ni siquiera podremos recordar la razón por la cuál estamos siendo purificados. Pronto ya no podremos recordar si es bueno o malo que el mundo no nos recuerde. 

Una modelo amenaza a otra modelo.– Porque si sigues metiéndote en mi camino, perra, romperé ese espejo en el cual te miras todos los días, y con el más afilado de sus fragmentos te sacaré los ojos. 

Alicia está deprimida.– Alicia está conclusivamente deprimida. Todas las madrigueras están selladas. Todos los espejos rotos. En la esquina del cuarto hay un gato colgado. 


(Buscando a Syd publicada el 14 de febrero de 2019 en El Periódico.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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