Westerns decentes
Bone
Tomahawk (2015). Visto en Netflix. Un
western extraño, que se monta en un secuestro y en un rescate, con algo de
horror/slasher. Sincretiza con caníbales radicales e inhumanos, con lo cual
reposiciona el asunto de los indios de un modo muy mutante. Lo crudo contrapuntea
con lo fino. Nos convencen los diálogos, interacciones y actuaciones de los
implicados: Kurt Russell, Patrick Wilson, Matthew Fox, Richard Jenkins, Lili
Simmons y hasta un David Arquette. No digo más, salvo: chapeau.
In a
valley of violence (2016).
Personajes que atraviesan el desierto para llegar a un mejor destino, pero en
el camino alguien les hace una maldad. Es como dice el sempiterno Corleone:
justo cuando pensé que ya estaba afuera, me vuelven a jalar para adentro. Pobre
el outlaw, que nunca puede serlo del todo. Una nueva vendetta lo tienta y lo
reclama. Este es un western clásico, sobrio, sin desviaciones, en un pueblo en
el culo del mundo, de mugrienta grey, y el sheriff es John Travolta. El
héroe/antihéroe es Ethan Hawke, y me puse muy contento de que este rol fuera
tomado por él. Hawke ha conseguido a lo largo de las décadas establecer una
carrera que puede llegar a ser muy interesante, y que ya lo es y lo ha sido
desde hace rato. Ti West, director, se rayó.
The
Magnificent Seven (2016).
Y los siete correligionarios son: Denzel, Chris Pratt, Ethan Hawke (de nuevo),
Vincent D´Onofrio, Byung–hun Lee, Manuel Garcia–Rulfo, y Martin Sensmeir. Peter
Sarsgaard es el malo de la película. Basada en Los siete sámurais, de Kurosawa, con las necesarias distancias, que
no vamos a discutir. Las asumimos sin pedir demasiado, y aceptando el aura
blockbuster. Hay que ver que las tensiones westernlógicas han sido respetadas; que
la correlación entre los personajes, que no son escasas, funciona; que las
peleas están bien coreografiadas y encuadradas. Nótese cómo Kurosawa jaló del
género western para hacer historias de samurái, y cómo esta película jala de
Kurosawa de vuelta al western puro.
Brimstone (2016). Una cosa que me gusta del western es
cómo nos ofrece honorabilidad sin moralismo, y cómo logra extraer de las pulsiones
inferiores, como la sobrevivencia, increíbles alturas. Con este comentario
empiezo la reseña de Brimstone, otra
perlita, y otra crudeza, que vi en las últimas semanas, y que relata una
historia de opresión a una mujer, en una época y latitud que empezaba a
maquillarse de orden, pero era muy bárbara. Yo la calificaría como una película
feminista lograda. Si es tan lograda posiblemente se deba mucho a sus dos
actrices, para un mismo personaje: Dakota Fanning, Carice van Houten. Si es tan
lograda es también porque no se pone el retrato opresivo antes del producto
narrativo. El némesis (que es como un T1000, y representado por Guy Pierce) es
que da miedo: es un reverendo. Se nos olvida que el cristianismo también fue
una cosa muy musulmanizada y sharianizada. También aparece Jon Snow.
(Buscando a Syd publicada el 4 de mayo
de 2017 en El Periódico.)
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