'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







La sombra del héroe (2)


Muchos héroes sociales son seres respetables que han decapitado el régimen del miedo. El problema es cuando los héroes sociales se vuelven ya persecutorios.
           
Los Lannister son terribles y merecen ser derrocados. Pero los Sparrows no es que sean corderos de sacras intenciones. Son iguales de fregados, políticos y mediáticos que aquellos, quizá peores, en el sentido que van irregulados por la vida, mientras visten todas sus acciones de reforma y decoro, y un aura pietista de autoridad.

Podemos decir que el efectismo está en todos lados, en estos días. Con un encuadre inteligente y cierto tono solemne se pueden obtener resultados sorprendentemente brujos. La vieja táctica de pasar la brasa y contemplar cómo arde la ciudad. Los timelines se pueblan de insultos y agresiones y burlas y una sed anatémica de esquinar (y claro que hay presiones, precondenas y preguillotinamientos, aún si no ocurren directamente en el espacio jurisdiccional).
           
Luego se alegran de las vidas destruidas: es el “paseo de la vergüenza”.

A eso se agrega la atmósfera conspirada, grávida de derivas paranoicas, reforzando el propio machote crístico, lejos del matiz, del contexto, también de la gradación (todas las transgresiones son puestas sin distinción en un mismo espacio de repudio).
           
Ah, los Sparrows. Lo miran todo en blanco y negro y siempre creen estar en el lado correcto de la calle. Su marca es la intolerancia con quienes no comparten sus valores, su fe y su ilusión (de hecho reprueban cualquier forma de desilusión).
           
Por supuesto, una auténtica metafísica de la corrupción no permite interpretaciones tan maniqueas y simplistas, a la larga de–responsabilizadoras. Alguien –que por cierto hoy trabaja en la CICIG– me dijo una vez: no hay bombillo de este lugar que no sea dinero del narcotráfico (nos encontrábamos en un edificio de apartamentos). Fue una gran sabiduría para mí: ¿qué tan limpia está nuestra pretendidamente impoluta realidad?, ¿qué luz te está alumbrando, Justo? En el budismo se habla de interdependencia: todo se encuentra en mística connivencia, y de ahí se desprende que todos somos responsables de todo. ¿Puedo asegurar que la batería de mi teléfono no fue construido con trabajo infantil? ¿Qué mi plástico no fue el que mató esa ballena? Bajo esa óptica, todos tenemos algo de Lannister.
           
Así como de hecho todos tenemos algo de Sparrow. Y no es una cosa a tomar a la ligera. En verdad, el Arquetipo del Héroe o Redentor es, de todos, el más peligroso. Especialmente aquellos que tienen su relato de elegidos hasta el techo deben tomarse la molestia de explorar sus zonas oscuras, y eso incluye a medios varios, plazistas, francotiradores de Facebook, movimientos tales, y empleados del mismo eje MP/CICIG. Yo he venido advirtiendo de esto desde hace rato: el mito formador ciudadano también formula oscuridad: no verla es destruirlo, destruir su energía creativa, atrayendo polarizaciones imperiales. La meditación y la prudencia son de todo punto aconsejables.         
           
La verdad es que toda esa alineación institucional, ciudadana y mediática que hemos estado viviendo me da como escalofríos. En tanta alineación hay una cierta alienación. Creo que hoy más que nunca se necesita el valor del antihéroe: el que practica la libertad cromática, más allá de las posiciones fijas, y no está definido ni por los Lannister ni por los Sparrow. Por supuesto, unos y otros te harán sentir extremadamente inadecuado, por no estar afiliado con cada cual.

Pero hay un derecho: el derecho al pensamiento independiente.


(Buscando a Syd publicada el 23 de junio de 2016 en El Periódico.)

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Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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