'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







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De entrada, urge que magneticemos todas las fuerzas, recursos y voluntades disponibles para asegurar las necesidades primarias (alimentación, salud, abrigo, vivienda, educación) y podamos así salir de la pobreza extrema, el hambre crónica, la marginalidad profunda, sea rural o urbana o migrante. Mientras no resolvamos ese nivel basal de la realidad, todos nuestros intentos por evolucionar se quebrarán sin remedio, serán intentos malogrados, abortos.

Mientras unos se quedan sin vivienda a raíz de un deslizamiento causado por una simple lluvia, otros viven en mansiones–búnkeres de millones de dólares. Siempre está ese alguien cuyo estilo de vida niega escandalosamente el acolmillado subdesarrollo que lo rodea, o más satánico aún: que extrae sus privilegios de la miseria de otro. Es inaceptable.

Luego hay quienes pretenden que la caridad, el entusiasmo optimista, el turismo de la miseria, la responsabilidad social, o la repartición clientelar de canastas, son estrategias válidas para llenar los enormes agujeros negros del país. Pero estos intentos son escasos, incapaces, y a menudo, contraproducentes.

En principio porque no atienden las causas estructurales de los problemas, como ya se ha señalado hasta el hartazgo, pero además porque no enseñan a la gente, como se dice, a pescar. No pocos de esos enfoques implican, velada o abiertamente, alguna versión negativa de verticalismo cultural, que yerra siempre porque no comprende la lógica del nivel auténtico al cual los problemas suscritos pertenecen. Ocurre con frecuencia que las ayudas otorgadas no son orgánicas respecto a aquellas personas que padecen las grandes insuficiencias.

Quiero añadir que migrar de un contexto maligno de sobrevivencia al respeto incondicional por la vida (no solo humana) incluye una seguridad ciudadana básica, libre de todo temor intestino. También supone la regeneración y mantenimiento de la esfera biológica y los recursos naturales, para una ecología sostenible.


(Columna publicada el 4 de diciembre de 2014.)

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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