'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







Bacterias ejemplares



Luis von Ahn, genio, explica en un TED talk dos sistemas de contribución digital. Uno de ellos es reCAPTCHA (como el clásico CAPTCHA de verificación de humanos, pero permite simultáneamente digitalizar libros) y el otro es Duolingo (tecnología para traducir mientras se aprende un nuevo idioma). El internet nos ha dado formas inimaginables de colaboración.

Por supuesto la colaboración ha existido desde hace mucho antes de internet. Hubo quienes en su momento trataron de meternos eso de que la vida no es otra cosa que una trama evolucionista fría y rapaz, pero hoy sabemos que, sin el calor de la transferencia cooperativa, la vida de hecho no sería posible.

La primera World Wide Web, de acuerdo a la colosal futurista y biologista Elizabet Sahtouris, la encontramos en el universo bacteriano.  Podemos reconocer en el mundo de las arqueas, responsables de transformaciones extraordinarias para la tierra y su atmósfera, un mandala informacional altamente sofisticado, que empezó con un paradigma de competición de recursos –similar al que salvaguardan hoy en día, patéticamente, los humanos– para migrar a una forma de comunidad bacterial simbiótica autosostenible.

La humanidad deberá recorrer ese mismo trayecto de las bacterias, y transformarse en un proyecto participatorio que comprenda, celularmente, que competir es una pésima estrategia evolucionaria, y colaborar, su única oportunidad de salir de este descalabro global.

Ya nos dijo el Dalai Lama que si vamos a ser egoístas, seamos al menos egoístas inteligentes: seamos altruistas. Beneficiar a los otros sigue siendo la forma más radical de beneficiarnos a nosotros mismos.


(Columna publicada el 25 de julio de 2013.) 

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Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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