US Junkie
Estados Unidos
pretende aleccionarnos sobre los peligros de relacionarnos con la droga
abiertamente, como si estuviese en posición de ofrecernos semejante cátedra.
En ello es
exactamente igual a uno de esos junkies duros que tratan de decirle a otros cómo
evitar la sustancia, mientras ellos mismos no pueden sacudírsela de encima. Lo
cual por demás se refleja en el hecho que en nuestro propio país estemos
descubriendo preñados toneles de materiales químicos para drogas de diseño.
Drogas de
diseño que ciertamente no corresponden a nuestro consumo local. Porque de
hecho, en lo tocante a droga, nuestro problema raíz nunca ha sido el consumo,
sino el trasiego. Del mismo modo, el problema raíz de los Estados Unidos no es fundamentalmente
el trasiego: lo es el consumo. Pero ellos han insistido en decir a lo largo de
las décadas, por medio de una remachante maquinaria de relaciones públicas, que
el enemigo número uno y exclusivo de todos y para todos son los productores y
los traficantes, lo cual en el mejor de los casos es una verdad a medias. ¿Cuál
es la verdadera razón por la cuál no suavizan su posición, en pos de una
genuina corresponsabilidad?
El problema de
droga de los Estados Unidos no es igual al nuestro, y sobre todo no es nuestro
problema. Nos han impuesto su propio problema de drogas, y también quieren
imponernos su solución. La misma no ha servido nunca, y sigue sin servir.
(Columna
publicada el 16 de febrero de 2012.)
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