Votar, no votar
Votar, no votar… Estampar un Bart Simpson con stencil en la boleta electoral… O ya en plena inspiración salir a quemar cosas a la gran avenida… Todo se vale, si se hace con el espíritu adecuado y en las circunstancias cabales.
A mí que nadie me diga que hay una manera única de integridad, una fórmula única para la felicidad de los pueblos. La he visto, esa especie de felicidad.
No se mejora el destino de las naciones con criterios rígidos. No hay una ética aparte de la realidad presente, flotando salvífica en el reino de las ideas. Cada situación concreta contiene su moral despierta. Cuando alguien empieza a eternizar sus nociones y adjudicarles aplicabilidad universal, es hora de retirarse de la mesa y cambiar las fichas.
La democracia, creo en ella si la entendemos como una conversación entre preguntas. Cuando se vuelve monólogo de afirmaciones, entonces se ha perdido la profundidad, las infinitas dimensiones necesarias. Sobre todo, no hay que renunciar al derecho de actuar dentro o fuera de la democracia; y si falta hiciera, en ambos lados a la vez.
¿Quién puede decirnos otra cosa? Los expertos parecen más sabios que uno, pero jamás lo son. Tipos compulsivos que les gusta esquinar a las mucamas en los cuartos de Sofitel... En cuanto a los presidenciables, aún existen lugares en la tierra en donde publicitar las propias virtudes es considerado una falta de respeto. Decir mis valores son impecables, yo poseo una conexión de fibra óptica con Dios, mi plan de gobierno es extraordinario, tengo la solución para pulverizar el sufrimiento de todos los seres humanos guatemaltecos, decir todo eso es de muy mal gusto, además de falso. La arrogancia como parque de horrores.
Lo cual no quiere decir que hay que dejar de votar, si corresponde. Tal vez o tal vez no. El proceso de elegir nuestro destino es un acto de apertura radical al dolor colectivo, que trasciende el mero juego de la indignación. Es sólo cuando uno se deja penetrar celularmente por esos 14.7 millones de lamentos –y contando– es sólo entonces cuando uno sabe naturalmentequé hacer, en un dado año electoral.
(Columna publicada el 16 de junio de2011.)
1 comentario:
En lugar de un Bart, yo pondría esta: Si le das mas poder al poder, más duro te van a venir a cojer!!! jajaja
TG
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