'Buscando a Syd'... El reto ha sido buscar lo poético en lo profano y lo eterno en lo breve, siendo lo breve una columna medio extraviada en la penúltima, y quien llega a la penúltima, ya se sabe, llega allí con las manos sucias, luego de haber manoseado el diario entero, neurótico de actualidad y maldiciendo. El escritor de penúltimas sabe que una vez cerrado el periódico, jamás será abierto de nuevo, y por eso se juega el todo por el todo. Sirva, pues, cada uno de estos textos como prefacio al olvido… Es lo que soy... Un escritor de relámpagos… Maurice Echeverría







McNuggets


La muerte ahora de Mailer (y antes la de Umbral) me puso a pensar en lo mezquinos y ultrahuevones que son a veces los periodistas que redactan necrológicas, y lo poco y mal que honran a los talentos muertos. Poseen una aptitud casi sobrenatural para ir extirpando los rasgos más superficiales de éstos, transformando a genios que han cambiado a sociedades enteras en McNuggets.

Cuando sucumbe el artista, al instante la mirada pública descoyunta al cadáver, para que cuadre en el formato informativo, procede a seccionarlo, talarlo, desmocharlo, cercenarlo y compactarlo, dejando, bien tunquito, un conveniente Lugar Común. El periodista está del todo satisfecho, pues la operación postmortuoria ha sido cosa fácil (ya es todo un experto en webear) lo cuál le da chance de salir temprano del brete, por lo cuál ya está incitando a otros compas del diario a que acaben sus respectivas notas para ir a hartarse litros de cerveza y llorar la muerte de un gran escritor, de acuerdo a wikipedia.

Y lo peor del caso es que estas notas, fabricadas rápidamente para una industria –el periodismo– que bebe de la muerte con la misma naturalidad con que la vaca bebe del Ganges, serán multiplicadas y globalizadas un trillón de veces. Morirse ya no da gloria en la era google. Dijo Borges que los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de los hombres, pero le faltó incluir las agencias de noticias. Y los blogs, que en su infinita elegancia jamás conoció. Hay como cuatro mil Franciscos Umbrales circulando por allí, sacados todos de un mismo machote, pero resulta que ninguno de ellos es Umbral. Resulta que ninguno de ellos es Mailer. Resulta que les da lo mismo a estos periodistas ir anulando escritores a fuerza de sintetizarlos en notas de 2,500 caracteres (con espacios). Puros McNuggets. Llamemos a PETA.


(Columna publicada el 29 de noviembre de 2007.)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

hablando de mcnuggets, yo me quiero comer el pollo entero, empecé a leer la bestia rosa y me dejó echo una sopa, ya veo el tiranosaurio y a la niña rimbaud, por dios!!

Maurice Echeverría dijo...

En mi vida literaria he tenido pocos autores de cabecera, pero los pocos que he tenido son todos fulminantes. m.

Oswaldo J. Hernández dijo...

Parece en toda su evidencia, una fragmentación de la carroña, de una carroña suculenta, digo; degradada en la convidación de los apartos. A todos les apesta el aliento del mismo condimento, un Copy-Paste. El Artista dicotomicamente dividido ad-inifinitum. Los Zopes andan viendo qué diablos, con un pedazo de hoja en sus picos.

Henoc dijo...

Aqui si no les entiendo, cómo esperan periodismo serio o profundo de cultura en un país en que leer es pecado e ir al cine es conecte. El análisis y el tratamiento "serio" cultural está, aquí, en donde debe estar de acuerdo a nuestra parcialidad terrenal idiosincrasica tan especial: en las columnas de los artistas. ¿Quién va a leer algo así? sólo a quienes les gusta y les interesa, la literatura no le "funciona" a nadie en su vida si no la ha gozado aún. Al final de cuenta entonces, es elitista y por eso, en una sociedad medio estructurada como la nuestra, las columnas de artista son el espacio concedido, como tumba con el nombre ya inscrito en la lápida, porque solo los mismos le vamos a dejar flores, a los que si nos gusta.

Maurice Echeverría dijo...

El cáncer de los cables noticiosos. Todos sabemos la tragedia que supone CNN para el periodismo. Me refiero a una forma de cubrir una guerra que la desnaturaliza, y la enajena, en el sentido de que la hace distante. Por los columnistas tengo ancho respeto, porque al menos ellos tienen que arriesgar algo, empezando por su subjetividad. Si quieres ser columnista, tienes que ensuciarte. m.

Prado dijo...

y si me imagino siendo un escritor. un escritor famoso. que accede al diario, y se hace amigo, nomás por contrariar, del editor de cultura. ese editor que tiene escritas todas las reseñas en ocasión de las muertes de todos los escritores. todos los que pasan los setenta años. y si el editor, una vez en confianza, me enseña mi nota post-mortem, y es una mierda, y me dice que si quiero la reescriba. lo haría?
pesaría más mi obsesión por lo efímero?
la obra deberá ser juzgada por la opinión periodística del autor? pesa más la opinión periodística que la obra?
no lo creo. sino chopin sería un cualquiera. y mi habitación una anegación de vídeos del CNN.

Mi foto
Maurice Echeverría (1976) nació en la ciudad de Guatemala. Ha publicado el libro de cuentos "Sala de espera" (Magna Terra, Guatemala, 2001) y "Por lo menos" (Santillana, Punto de Lectura, Guatemala, 2013). Los libros de poesía "Encierro y divagación en tres espacios y un anexo" (Editorial X, 2001) y "Los falsos millonarios" (Catafixia, 2010). Ha publicado la nouvelle "Labios" (Magna Terra, Guatemala, 2003), así como la novela "Diccionario Esotérico" (Norma, Guatemala, 2006). Maurice Echeverría ha colaborado en medios locales como Siglo XXI, El Periódico o Plaza Pública. Algunos de sus textos periodísticos son encontrables en el blog "Las páginas vulgares" (http://www.laspaginasvulgares.blogspot.com/). Como columnista, trabajó activamente para el diario El Quetzalteco, por medio de su columna "La Cueva" (reseñas de cine) y su columna editorial "Los Tarados". Desde el 2002 mantiene su columna "Buscando a Syd", en el diario El Periódico.
 
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